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La campaña de Cristina

La campaña de Cristina

La campaña presidencial de la Senadora Kirchner puede considerarse atípica dentro de lo que son las campañas políticas en la Argentina. El único antecedente es en 2005 cuando realizó otra campaña no convencional y ganó por 25 puntos de diferencia (46 a 21 de Chiche Duhalde).

Entonces, consiguió el triunfo por medio de una candidatura no tradicional, fantasma. Se negó a debatir con los otros candidatos, no concedió reportajes a los medios gráficos, radios, televisión ni a través de Internet. Fue un caso que dejó una enseñanza para las técnicas de comunicación política porque, hasta ese momento, no habían tenido éxito entre nosotros candidatos que, viviendo en el país, son como duendes.

 Ahora ha optado por difundir intensamente sus ideas en el exterior –donde, obviamente, no se vota-, realizar actos en lugares cerrados con asistentes seleccionados o hablar desde palcos y lugares cuidadosamente elegidos. Contacto masivo con los no convencidos, cero. Una vez más no concede entrevistas a los medios de comunicación de la Argentina. Sin embargo, la uniformidad de las encuestas la dan al tope de las preferencias populares.

 La candidata no solo hace campaña en el exterior sino que se presenta –y la reciben- en su carácter dual de enviada gubernamental y candidata. Como quién está hablando con un presidente recién electo.

 Cuando faltan sólo cinco semanas para que termine la campaña presidencial el escenario parece estar preparado para La Fiesta de Cristina. Pero para hacer una fiesta hace falta un motivo y gente que participe. Motivo hay y es bueno: ganar la presidencia de la Argentina. El gobierno y la oposición están confirmado su participación, hasta hoy, para que la Senadora haga su fiesta el próximo 28 de octubre o, eventualmente, tres semanas después.

¿Qué aporta cada sector?

Gobierno

1.      Equipo. El Presidente y la candidata aplican, admirablemente, el principio de la división del trabajo. Él, que no es candidato, se pelea con el resto de los candidatos, que le contestan. Ella pasea por el mundo y no habla con ninguno de sus oponentes, como si no existieran. ¿Se prepara para gobernar o estamos frente a otra sorpresa?

 2.      Inflación. Para desactivar el tema –que afecta no sólo los precios sino el rendimiento de Bonos del Estado- ha anunciado que se reformulará la metodología de medición empleada actualmente por el INDEC pero, “recién después de las elecciones de octubre”.

 3.      Conflicto con Uruguay. Se están desarrollando negociaciones para que la inauguración de la planta Botnia se realice después de las elecciones en la Argentina.

 4.      Energía. Después de negar que el problema existía, el gobierno acepta ahora que este no es un problema del cual sea responsable sino una consecuencia del crecimiento económico. El país necesita una inversión de entre 3000 y 4500 millones de dólares por año para volver a ser autosuficiente en la materia, condición sine qua non para que su economía sea competitiva. Es difícil, sin embargo, que la luz y el gas se corten masivamente antes de las elecciones.

 Oposición

1.      División. El problema no es la fragmentación entre 13/15 candidatos. El problema es que la suma de los porcentajes opositores –alrededor de 30%- indica que cada uno tiene representatividad importante en diferentes sectores. En otros países, Estados Unidos por ejemplo, se presentarán alrededor de 80 candidatos presidenciales en las elecciones 2008 pero los dos primeros, Republicanos y Demócratas, reunirán el 98% de los votos. En cambio, con la cultura política de nuestros partidos, los candidatos divididos –muchos de ellos parecidos- le están haciendo un fenomenal aporte al triunfo de Cristina.

 2.      Oportunidades. Desde las elecciones de Misiones hasta hoy el gobierno ha estado recibiendo, políticamente, malas noticias. ¿Advierte la oposición esto, intentando capitalizar en las encuestas, además de sus aciertos, los errores del otro? Nadie golpea institucionalmente sobre las crisis y los escándalos reales.

 3.      Mercado. Los líderes de la oposición están actuando como los burócratas que fijan precios a su antojo sin importarles las señales del mercado. El discurso de la oposición esta formado por los temas que los candidatos suponen que le importan a la gente (Chávez, la izquierda, la prepotencia) y no por los temas que realmente la golpean (inflación, inseguridad, incertidumbre). Pareciera que las virtudes del mercado son buenas para la economía, pero malas para la política.

 ¿Existe una posibilidad para la oposición el 28 de octubre?

 Todo es posible, pero los lamentables enfrentamientos producidos en la oficialización de candidaturas para presidentes, gobernadores, senadores y diputados mostró, el sábado 8 de septiembre pasado, que el nivel de la cultura política de los partidos es muy baja. Si la oposición no puede levantar ese nivel es natural que la gente se conforme con la falta de calidad institucional que le ofrece el gobierno.

 Porque sus bolsillos están mejor que hace cuatro años.
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