La sombra -nefasta, por cierto- de Elena Salgado, ahora ministra de Administraciones Públicas, ha planeado en el Congreso de los Diputados durante la primera comparecencia parlamentaria de su sucesor en el Ministerio de Sanidad y Consumo, Bernat Soria. El ministro-investigador se había desayunado esta mañana con un curioso “sapo”, que ha sido hoy portada en todos los periódicos nacionales: el rechazo público del vicepresidente Solbes a financiar la salud bucodental de los niños españoles; apostillada, además, por la inefable Elena Salgado que se ha encargado de recordar a todos que a ella, cuando era ministra de Sanidad, sí la hacían caso en Economía. Sin embargo, el diálogo con la oposición va a volver a producirse, como anunció el ministro Soria.
“No se puede tan mal idea, posiblemente porque carece de iniciativa y no tiene talento”, comentaba esta mañana, antes de la comparecencia del ministro Soria, un diputado socialista a un grupo de amigos, en alusión a Elena Salgado. Su no-gestión en Sanidad durante los últimos tres años y medio fue minuciosamente expuesta, con la caballerosidad que le caracteriza, por el diputado popular Mario Mingo. Con seriedad, pero también con grandes dosis de ironía, el portavoz del PP en materia sanitaria interrogó extensamente al ministro Soria sobre los puntos contenidos en el programa socialista de 2004, que Elena Salgado no ha abordado en su mandato. “Le deseo que triunfe en su mandato, por el bien del Sistema Nacional de Salud”, le espetó Mingo al tiempo que advertía al ministro de los problemas más candentes: especialidad MIR y prescripción de medicamentos por la enfermería, entre otros.
Bernat Soria, que durante hora y media había detallado un plan de acciones para desarrollar como mínimo en cuatro años, contestó como pudo a la batería de preguntas formuladas también por Jordi Xuclá, de Convergencia i Unió, y la representante de Coalición Canaria.
El ministro ha salido con una nota alta, en mi opinión, de esta comparecencia parlamentaria en la que aprovechó para lanzar flores a la industria farmacéutica, a los profesionales sanitarios, a los pacientes y a los consumidores. Es consciente que tiene cuatro meses, nada más, para hacer realidad algunas de las promesas más relevantes que ha esbozado en el Parlamento. Veremos que hace el vicepresidente Solbes y la ministra Salgado cuando la opinión pública aplauda a este ministro investigador.
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