Rodrigo Rato: lo que no pudo ser y lo que será

En las últimas horas, gentes presumiblemente cercanas a Rodrigo Rato han insistido en que el ex vicepresidente económico del Gobierno no tiene la menor intención de regresar a la vida política, por ahora. Era lo lógico. Siempre pensé que la algarabía en torno a la sucesión de Mariano Rajoy no era, no es, sino un castillo de naipes, una de esas operacioncitas de escaso nivel político y construidas sobre el humo que de cuando en cuando sacuden a la Villa y Corte.

Se supone que algunos de los que llaman para insistir en que “Rodrigo viene para dedicarse a la vida privada y a la familia” lo hacen por indicación directa del aún director del Fondo Monetario Internacional, que va ‘emitiendo’ mensajes diversos en cada medio de comunicación: unos dicen que Rajoy ha ofrecido ‘de todo’ a Rato, desde el número dos en la lista electoral por Madrid, hasta el número uno en la lista que le parezca conveniente. Aunque otros aseguran que ambos no han hablado en todo el verano, por más que Rajoy reconociese haber tenido recientes “conversaciones privadas” con quien fuera su rival para suceder a Aznar en la presidencia del PP y como candidato a la presidencia del Gobierno.

Por otra parte, los de acá, señalan que Rato ha recibido tentaciones de incorporarse a los consejos de todos los bancos internacionales importantes y de varias consultorías del máximo renombre, desde Salomon hasta Lehman Brothers. Pasando, agregan los de más allá, por el Citibank, el mayor banco norteamericano, que es donde finalmente recalará, con bastante probabilidad,  Rodrigo Rato.

Este será, presumiblemente, el final de un culebrón que ha pasado por tentadoras ofertas de Amancio Ortega, el hombre más rico de España, y del ‘holding’ recién formado por La Caixa, Criteria, de inminente salida a Bolsa. Casi existía, aseguran, un pacto para que Rato se incorporase a la presidencia de Criteria, por oferta directa del nuevo presidente de La Caixa, Isidro Fainé. Pero, al conocer estos propósitos, la Generalitat de Catalunya, presidida por José Montilla, habría mostrado su oposición a que una figura tan ‘españolista’ ocupase un puesto de tanta responsabilidad. Preguntado respecto al ‘aterrizaje’ del director del FMI en la entidad, en una rueda de prensa multitudinaria en la que La Caixa presentó los planes futuros de Criteria, Ricardo Fornesa se mostró muy prudente: “Cuando hagamos públicos los nombres de los consejeros de Criteria, las dudas quedarán despejadas”. Todos entendimos que el de Rato no figurará entre tales nombres.

Ahora habrá que esperar hasta que, a comienzos del mes próximo, Rato haya abandonado su puesto en el Fondo Monetario Internacional y se sienta ‘liberado’ para opinar sobre la situación económica española, punto en el que no va a diferir demasiado de quien no ha dejado de ser su ‘jefe político’, Mariano Rajoy. Y, desde luego, se sentirá libre para desvelar su destino, que tanta tinta ha hecho correr en el río de la rumorología, más o menos interesada, de este país nuestro.  Apoyará, sin duda, al Partido Popular en la campaña electoral y seguro que mostrará entusiasmo ante la posibilidad de que Rajoy ocupe el sillón principal en La Moncloa. Pero, a corto plazo, y creo que tampoco a medio (Rato tiene 58 años), la política ya no va a ser el eje central en la vida de quien, si Aznar no hubiese impuesto sus designios a los del destino, parecía estar llamado a presidir a los españoles.