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El sistema energético español y el déficit de inversiones. Un apagón anunciado

La situación que se está viviendo en Barcelona a consecuencia de la caída de un cable de alta tensión en la central de Collblanc de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), lo que ha provocado una reacción en cadena que ha dañado cuatro subestaciones y ha originado el espectacular incendio de una de ellas, la situada en el paseo Maragall de Barcelona pone en entredicho la capacidad del sistema para garantizar el suministro eléctrico.

Lo que se ha venido a denominar el “GRAN APAGÓN” no es fruto de la casualidad, es en realidad la consecuencia de un sistema que prima los intereses privados y corporativos y que ha abandonado el  carácter de “servicio público esencial”.

Mientras que en la ciudad de Barcelona el suministro se realiza con el apoyo de más de 150 grupos electrógenos instalados por motivos de emergencia, las empresas responsables del transporte y suministro eléctrico, Fecsa-Endesa y Red Eléctrica mantienen continuas polémicas sobre la responsabilidad del suceso.

Fecsa Endesa había detectado oscilaciones en la red de la subestación de Maragall que podían dañar el sistema de suministro eléctrico y se lo advirtió un día antes del apagón, a Red Eléctrica de España (REE). Esta subestación ha resultado la más afectada por el apagón, ya que fue en la que se produjo el incendio.

Si a esto unimos que La Generalitat también había advertido que la situación de la red era “excepcional", podemos concluir que estamos ante un “apagón anunciado”.

La patronal catalana de la pequeña y mediana empresa PIMEC ha declarado que “está claro que las compañías eléctricas no están realizando las inversiones necesarias para garantizar la calidad del servicio y ni siquiera tienen previsto un plan de emergencia para estas situaciones, como cabría esperar teniendo en cuenta que se trata prácticamente de un monopolio en un servicio básico”.

El presidente de Red Eléctrica Española REE, Luis Atienza admitió deficiencias en el diseño de la red, y pidió una «profunda reflexión» sobre su configuración con las administraciones de las grandes ciudades para convertirla en «más robusta, redundante y capaz» ante la adversidad.

REE asegura que no distingue su inversión por territorios porque se trata de líneas que discurren por varias autonomías, aunque admite que, este año en Cataluña el importe será de unos 40 millones. La compañía reconoció el escaso nivel inversor en Cataluña y que la mayor parte de sus instalaciones, como las subestaciones de Barcelona, proceden de compras hechas desde el 2002".

El Ayuntamiento de Barcelona solicitará la revisión de los convenios establecidos con las compañías eléctricas para que éstas aceleren las inversiones en infraestructuras y está analizando la posibilidad de personarse en los expedientes abiertos por el apagón registrado el pasado lunes. El alcalde Jordi Hereu reclamó una auditoría sobre el sistema eléctrico de la ciudad y pidió la revisión del convenio suscrito en el 2002 con Fecsa Endesa para ampliar el número de subestaciones, porque "los plazos fijados hasta el 2015 son demasiado largos". Este acuerdo preveía la construcción de nueve de estas instalaciones de las cuáles sólo tres están ya en servicio.

Los cuatro expedientes informativos del Ministerio de Industria, la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y el Síndic de Greuges para recabar el máximo de información sobre las causas de lo ocurrido y determinar eventuales responsabilidades, no son suficientes. La Administración no se puede limitar a actuar a posteriori, tienen que existir mecanismos para que exijan y garanticen el suministro eléctrico en condiciones de calidad y seguridad, sin limitar su actuación a imponer sanciones tras determinar las responsabilidades.

Es imprescindible que se tomen las medidas necesarias para garantizar el suministro energético, con una estabilidad, continuidad y potencia suficiente que acompañe el desarrollo económico e industrial español. Una deficiente infraestructura energética puede estrangular el crecimiento de la economía española y comprometer a un sector industrial que ya tiene sus propias dificultades.

Para poder afrontar el futuro energético con garantías, es urgente tomar una serie de medidas entre las que se destacan:

• Permitir el funcionamiento en competencia del mercado eléctrico, lo que significa mitigar el poder de mercado de las tres grandes empresas.

•  Mejorar el diseño de los mercados mayoristas y minoristas de electricidad, diseñando mecanismos específicos para contribuir a asegurar, tanto la generación, como la garantía de potencia sostenible, en el futuro. Es imprescindible asegurar el equilibrio interregional en la calidad de suministro, eliminando los “cuellos de botella”.

• Compromisos de inversión y modernización de la red y control efectivo  sobre el estado de calidad de las infraestructuras, no limitando la actuación de la Administración a imponer sanciones cuando se producen los cortes y problemas en el suministro.

• Y apostar porque la generación de electricidad se sitúe dentro de un modelo energético sostenible, es decir, impulsar las energías renovables.


Si no se toman medidas urgentes que garanticen un sistema energético eficiente, desgraciadamente volveremos a asistir a más “apagones” con la repercusión económica y social que esto representa.

Paloma López Núñez
Área económica
 Fundación Sindical de Estudios.

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