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El caso ¿ del topo? ¿ o del topillo?

El caso ¿ del topo? ¿ o del topillo?

En su editorial de ayer, DIARIOCRITICO se extrañaba de la aparatosa rueda de prensa que convocó Alberto Saiz, director del CNI, y a la sazón perito de Montes, profesión muy adecuada para descubrir topos, entendiendo por tal el  sensu stricto del término: mamífero insectívoro del tamaño de un ratón… etcétera. Por que de eso sí que entiende Alberto Sáiz. De los topos de espionaje de la guerra fría, tan bien descritos por Le Carré, más bien sabe menos. Entre otras cosas porque el ex agente Roberto Flórez no es un topo actual, sino que al parecer lo fue en el pasado ( 2001-2004). Y no se sabe si ahora seguía vendiendo información que sonsacaba a algún ex colega de buena fe , aunque podría presumirse. Tampoco es ahora un doble agente, puesto que no trabajaba en los últimos años en el servicio de su país. La tipificación provisional de traidor  y ex topo  es la más adecuada.

Flórez es un hombre conocido entre los veteranos de la Casa, un suboficial que carece de alias y siempre se le ha conocido por su apellido y no como al personal directivo, universitario o similar, que tiene un nombre que solapa al propio. Flórez  no es el primer agente que ha vendido información. Pero sí  el primer agente elevado al estrellato por una denuncia pública, en extraña rueda de Prensa, del director de la inteligencia española o mundial. En los colectivos amplios, de cientos o miles de personas, siempre hay, ha habido y habrá, un porcentaje, por mínimo que sea, de sinvergüenzas, o tarados o degenerados, Y antes en el CESID y ahora en el CNI se da algún caso, por aislado que sea, de corrupción en cualquiera de sus sentidos.

La cuestión no es, por tanto, el hecho que se haya descubierto un traidor ( que los hay, ha habido y los habrá tanto en el CNI, como en la Guardia Civil, Policía o cualquier organismo del Estado) sino que lo importante es saber por qué este caso ha recibido unos honores estelares inéditos en el mundo mundial, sobre todo cuando se dice que el asunto no ha comprometido a la seguridad nacional y no se toman medidas contra la potencia colaboradora en el delito. Claro que obligación del CNI, como de cualquier servicio de este tipo en el planeta, es comprar informadores, cuanto más infiltrados mejor. Y si  el guardabosques Alberto Saiz se anduviera con tiquismiquis  para comprar agentes rusos, sería un gilipollas integral, como lo es Tony Blair para su amigo y mentor José Bono.

Por lo tanto estamos ante un caso de traición o corrupción como tantos otros, pero además ya pasado, que no han merecido la banda de música de una convocatoria espectacular de Prensa. Y menos tratándose de los servicios de inteligencia, en los que estos asuntos son tratados con total discreción.

La cuestión es por qué se ha dado tratamiento de scoop a un delito que no es históricamente aislado y que, según se dice, no tiene consecuencias más graves que el cambio de funcionamientos internos que, por otra parte y por motivos de seguridad, se llevan a cabo como rutina cada cierto tiempo. ¿ Qué ha querido comunicar Saiz con su asombrosa rueda de Prensa? ¿Que los anteriores directores del Centro, en especial Dezcallar a quien cronológicamente le carga el muerto, eran muy malos y él muy competente? ¿Que Aznar y su partido eran memos? ¿Que es tan listo que ha descubierto un mediterráneo por desgracia tan antiguamente explorado en cualquier país y tan discretamente tratado?

Las convocatorias de prensa, además con trompetas y misterio, son para difundir éxitos y no para admitir fracasos. Claro que, en este caso, el acusica convocante parece que ha querido decir lo mal que lo han hecho su antecesor en el cargo, el presidente del Gobierno precedente y el partido que lo sustentaba en el poder. Y él, Alberto Saiz, el superdirector de los servicios secretos, ha desentrañado la trama traidora que creció hace unos años en la Secretaría de Estado que dirige, la difunde, deja en entredicho a su gente del CNI, cuyos funcionarios directivos son esencialmente los mismos que hace cuatro u ocho años y se presenta como desfacedor de entuertos del pasado. Deja mal a quienes dirige, que antes habían tenido destinos de responsabilidad en el Centro. Cuenta a los cuatro vientos y con fanfarria un  fracaso de los suyos, pero que no es suyo, y se queda tan contento. Como jefe, no tiene precio 'el guardabosques'.

El asunto no va por el hecho en sí, tan viejo como el mundo. Ni por sus consecuencias que el mismo director ha minimizado. Ni como política respecto a Rusia, contra quien el Estado español no va a tomar medida diplomática alguna. Al parecer, todo este montaje mediático es contra el pasado, dentro, quizá., de la revitalización negativa de la memoria histórica reciente. El tal Flórez ha resultado un topillo  tratado con honores de espía legendario internacional. Si Saiz quiere topillos, los tiene a millones en Cartilla- León, patria chica del presidente Zapatero, donde sus cualidades de perito de montes serían muy apreciadas en la extinción de la plaga. Posiblemente cogería al jefe y entonces la conferencia de prensa que podría organizar  entraría en los anales de la Agricultura. Que es lo suyo.
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