red.diariocritico.com
O’Higgins y los “cochinos padres” ingleses

O’Higgins y los “cochinos padres” ingleses

No era una acusación generacional producto de la ira, la que formulaba don Bernardo O’Higgins en 1842 al usar la expresión “cochinos padres, principalmente de Inglaterra” (sic). Se trataba de una propuesta… ¡agropecuaria!... entre otras veinticinco, sobre materias económicas, políticas y militares, que constituyen su masivamente desconocido Testamento Político. Éste fue  dictado en Lima en octubre de 1842, pocos días antes de morir en el exilio, enfermo del corazón como tantos desterrados. Está dirigido “al Gobierno de Chile, la Legislatura y a todos los verdaderos amantes de su patria”, y su contenido debería remecer hasta hoy la imaginación política nacional, cada vez más pobre en propuestas programáticas de largo alcance.

La primera medida en la que pensó O’Higgins, “a la vista de la muerte”, como hizo escribir expresamente, fue: “Colonizar el Estrecho de Magallanes y establecer allí remolcadores a vapor” (tecnología de punta en esa época). Le hicieron caso, felizmente, y se estableció soberanía en septiembre de 1843, sólo dos días antes de que llegara un navío francés para hacer lo mismo, cuando ya flameaba la bandera de Chile. 

El Punto 2º está dedicado escuetamente a “la colonización del sur de Chile por inmigrantes irlandeses”. (Nueve años antes de que el gobierno de Santiago trajera colonos alemanes, que arribaron  a Valdivia en 1851). El Punto 3º se refiere al “establecimiento de un Banco Nacional”. El 4º, a “la formación de un Cuerpo Politécnico” (dentro del Ejército). El 5º, “al establecimiento de un astillero y arsenal naval del modo más completo, en el mejor punto de la República”. En el Punto 6º, O’Higgins plantea: “La organización de una milicia marítima”, y en el 7º convoca la constitución de una reserva estratégica de alimentos para períodos de escasez. (¿inspiración del Fondo Nacional de Combustibles?).

O’Higgins llega al pintoresquismo luego —visto con nuestros amañados ojos actuales— cuando en el Punto 8º de su Testamento Político, recomienda “la introducción de camellos para el uso general, en la provincia de Coquimbo”. Así como propone en el Punto 10º (textual), “La introducción desde Europa, principalmente de Inglaterra, de los mejores caballares, toros, carneros y cochinos padres”… Es decir, reproductores seleccionados —ingleses, en lo posible—  para mejorar la ganadería, entre ellos cerdos.

En los Puntos 9º, 11º y 12º, habla de fomentar la cría del ganado lanar autóctono (la vicuña y la alpaca) y del carnero merino; el fomento de la pesca “del modo más provechoso” y la construcción de muelles flotantes, caminos de madera (!) y… ferrocarriles (todo dicho en 1842).

Llama la atención la pertinencia, la brevedad y el estilo directo de las propuestas del Prócer, recogidas textualmente en el brillante libro del historiador Alejandro Witker, recientemente publicado y del que se prepara ya la segunda edición: ‘OHiggins: Cultura y Nación, Repertorio para el Bicentenario de la Republica’, Ediciones de la Universidad del Bio-Bio, Chillán, 2007, la fértil base de datos en que apoyamos lo esencial de este artículo.

Con modestia, O’Higgins pide que sus proposiciones “sean examinadas con la detención e imparcialidad que merecen, y si parecen dignas de aprobación, sean ejecutadas tan luego como haya fondos para el efecto, en orden según su importancia”. Ocho “medidas morales” complementan su Testamento Político. Entre ellas, una ley para establecer el sistema de jurados. (¿Reforma Procesal Penal?). Otra para regular la educación nacional. (¿Lo habrían imaginado los “pingüinos”?). “Otra –dice- para el establecimiento de Bancos de Ahorros, sociedades mutuas o cofradías y un montepío tanto entre los empleados civiles como militares... (¿Estaríamos hablando de las AFP?).

La octava Medida Moral encarece “que se confiera el título de Almirante  chileno, al ilustre y filantrópico navegante Capitán Robert Fitzroy” (el compañero de viaje de Darwin alrededor del mundo, en 1831), “por los servicios importantísimos hechos a la nación chilena y a la causa de la humanidad durante los siete años en que se contrajo al examen de las costas de la Tierra del Fuego, de Patagonia y de Chile, y que se le conceda una hacienda adecuada a esos servicios en el sitio que él escoja al sur del río Bio-Bio”.

Curiosamente, el mismo premio material le fue concedido 150 años después, en esa misma zona de Chile, por quienes se decían seguidores de O’Higgins, al general en retiro Manuel Contreras, el de la DINA, probando que el legado histórico de los próceres, si es silenciado, no puede ejercer el influjo moral que le corresponde.

------
Camilo Taufic
Periodista

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios