Una y otra vez se suceden comentarios y acusaciones de manipulación de votos sobre el colectivo de ciudadanos gallegos en el exterior.
Hemos tenido que soportar durante el período electoral una avalancha de cuestionamientos sobre la integridad del voto de los gallegos que viven en estas tierras, como si se tratara de "ciudadanos de segunda" que hacen de su deber cívico una suerte de canje, por vaya a saber que clase de privilegios o prebendas.
Estos mismos emigrantes, que en su momento han contribuido con aportes valiosísimos a la cultura gallega, la conformación de escuelas en sus aldeas, el giro incesante de divisas a su tierra, gallegos de la diáspora a los cuales se les ha alabado y homenajeado, se ha declamado una y mil veces que Galicia mantiene una deuda histórica y eterna con ellos...y de buenas a primeras, y visto y considerando las distintas expresiones que se indican en los medios de comunicación, por parte de algunos parlamentarios del BNG, resultan ser unos "subnormales" que se les compra muy fácilmente.
Pasamos del aplauso y el reconocimiento, a la agresión sistemática de su condición de ciudadano con un desparpajo increíble.
Estas reacciones, propias de quienes hacen un razonamiento colonialista de la diáspora, esconden fundamentalmente la incapacidad manifiesta en trascender con sus propuestas políticas sobre un colectivo que es muy sabio y bastante más cualificado de lo que ellos estiman constantemente.
El desconocimiento de las características y del perfil del ciudadano gallego que vive en el exterior los lleva políticamente a poner o carro diante do boi, y claro, magros son los resultados, porque a la hora de los votos se convierten en una fuerza política marginal.
Pretendieron constituirse (en Buenos Aires) en la Galegocracia Ilustrada. Nos hablaron de Nación, de modernidad, de identidad, mientras que su representante en Argentina, indicaba a los gallegos, en un programa radial (haciendo una visión crítica sobre las políticas de Emigración de la Xunta), "a no dejarse comprar con ordenadores, a los gallegos no nos hacen falta esas cosas".
Pareciera que a ciertos representantes políticos les molesta sobremanera no ser elegidos por la voluntad popular. Ante el retroceso en los votos, lanzan histéricos alaridos contra el proceso electoral.
Resulta curioso que vayan a la "caza de fantasmas" a miles de kilómetros de distancia, cuando a pocos metros de su nariz, utilizan las mismas técnicas que dicen despreciar en la diáspora. Es vergonzante e indignante hacer un Xantar de Campaña en Buenos Aires, y no lo es en Corcubión o en Xinzo de Limia.
Es gratificante para el sistema democrático que los partidos políticos contraten espacios publicitarios y que sus militantes visiten a sus vecinos puerta por puerta, pero cuando esto mismo se realiza en el exterior, está sujeto a todo tipo de cuestionamientos.
Está claro que hay mucho para replantearse en el exterior, en términos de buscar los mejores canales que posibiliten la participación ciudadana: voto en urna, secciones electorales, procesos de campaña, representación en el Parlamento, etc. Pero todas estas modificaciones son propias del sistema, y los ciudadanos que vivimos en el exterior, a lo sumo, somos víctimas por no disponer de un sistema electoral que dé garantías plenas de transparencia, para que podamos ejercer nuestros derechos como ciudadanos.
Estamos cansados de que se nos cuestione constantemente sobre la validez de nuestro voto o el de nuestros hijos. Hemos mantenido durante nuestra historia los mejores lazos con nuestra tierra. Hemos sido generosos por demás. Nos hemos ganado el derecho a participar en la vida política de Galicia porque nunca hemos dejado de pertenecer a ella, a pesar del tiempo o la distancia. Queremos también que nuestra tierra sea la otra tierra de nuestros hijos, y por ello seguiremos educándolos bajo esos conceptos.
Será vuestra responsabilidad la de tender nuevos canales de comunicación con ellos y construir la Galeguidade del siglo XXI, de esa Galicia Universal que se extiende mas allá del Finisterre galego.
Carlos Fernández Rial
Secretario de Comunicación
PSOE - Buenos Aires
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