El ministro del Interior debería de estar preocupado. En realidad lo debería de estar todo el Gobierno, la oposición y la sociedad entera. Pero por lo que parece, aquí cada cual va a lo suyo, o a lo de otros, y al final no pasa nada cuando debería de pasar. Me refiero a esas noticias alarmantes que cada vez con más frecuencia sobre acusaciones de malos tratos en las comisarías españolas.
¿Qué está pasando? En Cataluña las cámaras de seguridad de una comisaría nos han mostrado como la policía autonómica maltrataba a una detenida, y éste no ha sido un caso aislado, sino que por lo que cuentan los colegas de la prensa, se viene repitiendo en aquella Comunidad. Hace unos días un hombre de nacionalidad rumana fallecía al tirarse por el hueco de una escalera en una comisaría. Otro detenido también perdía la vida cuando unos agentes le llevaban detenido fuera de nuestro país. En una comisaría del madrileño barrio de Vallecas dos chicos de 18 y 20 años han presentado una denuncia por malos tratos contra los agentes de dicha comisaría a los que acusan de haberles agredido a porrazos.
Son noticias sueltas que van salpicando la actualidad sin que a nadie le remueva la conciencia. Mientras el presidente Zapatero sonríe satisfecho porque el filósofo Petit le llena de elogios presentándole como la quintaesencia del exponente del republicanismo ciudadano, e incluso señala el filósofo que nuestro presidente es menos sectario con los medios de comunicación y los periodistas independientes que los gobiernos anteriores. Se nota que el filósofo Petit no vive en España y analiza la realidad desde una confortable atalaya, porque la tolerancia del Presidente para quien no piensa como él es manifiestamente mejorable. Pero sobre todo sorprende que el "talante" del señor presidente no esté convulsionado al ir leyendo estás noticias inquitantes.
Nuestro filósofo tampoco parece preocupado por estos sucesos que, aparentemente son esporádicos, que supone que haya detenidos maltratados en las comisarias. Pero si Petit no está sobre el terreno y su análisis de la realidad española es de trazo grueso, lo que no es de recibo es que aquí en nuestro país se pase de puntillas sobre estos desgraciados sucesos. Hace años, sucesos de este tipo habrían colocado en la picota al ministro del Interior, y no quiero ni recordar la que habría organizado Izquierda Unida, el PCE y el propio PSOE si en ese momento hubiera estado en al oposición. Pero por lo que parece que hasta la antaño combativa Izquierda Unida, no tiene nada que decir.
Sorprende que el ministro del Interior no esté de los nervios con estas cosas que suceden, que evidentemente son puntuales, pero son lo suficientemente graves para que reflexione que algo no funciona y las cosas no se están haciendo bien. Rubalcaba tiene la palabra.
Si (
No(
