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OPINION/ Victor Gijón

El PP vuelve a las andadas

El PP vuelve a las andadas

La compra de voluntades, el recurso a tránsfugas para conseguir ventajas políticas no logradas en las urnas parecía una práctica definitivamente arrumbada en Cantabria. Vana ilusión. El PP, principal promotor de la subversión de los resultados electorales mediante la captación del voto de integrantes de otros partidos durante la época de Juan Hormaechea, hizo su propia limpieza de métodos cuando José Joaquín Martínez Sieso dio prioridad al pacto, es decir a la negociación política, coaligándose con el PRC en lugar de robarle sus diputados.
Pero ese PP parece haber desaparecido y con Ignacio Diego vuelve al pasado y a las andadas. Todo apuntaba a que algo no santo se fraguaba en algunos municipios. Había trascendidos acuerdos de difícil explicación, como el de Bezana, donde una independiente pasaba en 24 horas de apoyar a un alcalde socialista a facilitar con su voto la elección del cabeza de lista del PP.

Tampoco parecía muy ético votar al candidato de otro partido, que además rechazaba ese apoyo, como se ha visto en Suances. Pero nadie hubiera pensado que el PP, bajo la presidencia de Diego, recurriera de neuvo a la compra de un cargo público de otro partido con tal de enredar y dificultar la estabilidad y la gobernabilidad de un ayuntamiento como Castro Urdiales.

Puede parecer que el culpable del estropicio es Fernando Muguruza, el reelegido alcalde con el apoyo del PP y del los ex socialitas de Rufino Díaz, antiguo enemigo a muerte y hoy coaligado. Y lo es, sin duda. Pero la responsabilidad política de personas indecentes, como Muguruza, es un grado menor que la de partidos indecentes, como el PP. Este partido tienen firmado desde hace una década un acuerdo con el PSOE para no sacar ventaja del tránsfuguismo.

El voto de tránsfugas nunca podrá ser utilizado para lograr ventajas electorales. Dicho pacto quedó seriamente tocado con el caso de la Asamblea de Madrid, pero se solventó convocando nuevas elecciones y no gobernando con los apoyos de los traidores Tamayo y Sáenz. Pero en Castro no hay posibilidad de celebrar nuevas elecciones.

Si existe la vía ética de retirar de inmediato el apoyo a Muguruza y promover un gobierno municipal, con pacto público sobre la mesa y no secreto como el alcanzado anoche, con los integrantes que se considere oportuno, pero que excluya a alcalde tránsfuga.

No hacerlo, mantener en el cargo a Muguruza, cuya expulsión del partido ya anuncia la secretaria general del PRC en Castro Urdiales, es una bofetada a toos los demócratas y una vuelta al pasado más negro de esta región, donde la compra y venta de políticos se convirtió en el pan de cada día. En cuanto al no cumplimiento del pacto PSOE-PRC en algunos ayuntamientos, el más llamativo el de Reinosa, serán los partidos firmantes quienes deben sacar sus consecuencias.

Pero no debe haber amnistía para aquellos que usando las siglas de un partido, sus recursos económicos y personales logran un cargo público y luego ignoran las directrices del partido con el que concurrieron a las elecciones. Porque de esos polvos salen personajes como Muguruza o Rufino Díaz, que representan los peor de la política. Solo superados por individuos como el presidente regional del PP, empeñado en crear el caos para ocultar su fracaso electoral.

De la inestabilidad municipal que se va generar con algunas de sus decisiones tácticas deberá dar cuenta Diego ante los ciudadanos. Y más pronto que tarde. Por ejemplo, en las legislativas del año que viene.
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