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El aragonés indomable

Querido Manolo:
Yo quería escribirte una carta como Dios manda, si es que Dios manda escribir una carta así y preguntarte, desde la atalaya de nuestra larga amistad, qué hace un hombre inteligente y trabajador como tú en un país como éste para  estar, día sí día no, en el candelero de los medios de comunicación. Creí que eras un empresario serio y responsable y resulta que te ‘escolta’ la policía, mañana, tarde y noche,  como si fueras una estrella del rock.
 
Querido paisano: Ya sabes que los aragoneses, desde Teruel al Alto Pirineo, somos gente tenaz aunque al sur de nuestro padre Ebro, otros lo interpreten como testarudez o cabezonería. Tú, además, Manolo,  te has convertido, en esta VIII Legislatura,  en un indomable y en un proscrito.
 
El último episodio  -el del seguimiento de los agentes del CNI- denota que eres  un ‘peligro público’. Quien lo diría.  ¿Qué has hecho para que vigilaran la sede de Endesa cinco minutos después de intentar ‘violarla’ desde Gas Natural esos caballeros catalanes que querían comprar duros a cuatro pesetas? ¿Qué secretos guardaba en los cajones de su despacho tu jefe de gabinete para que lo asaltaran, con nocturnidad y alevosía, unos discípulos aventajados del Watergate? Conocemos que los dos números de la Benemérita, que te seguían en marzo no estaban de servicio, pero ¿a qué dedicaban su tiempo libre? Y ¿para quién o quienes trabajaban Mortadelo y Filemón, agentes de información?
 
Ahora, estimado amigo,  el CNI dice que los agentes secretos que rondaban tu casa la pasada semana estaban allí por casualidad. No nos lo creemos. Luego, argumentaron que los espías vigilaban a un agente extranjero, que realizaban un servicio de contrainteligencia. Mira, en eso tienen razón: contra la inteligencia y contra el sentido común. De película. De cine negro, serie B.
 
Manolo, con  tu valiente actitud nos has devuelto la esperanza en tiempos de transición hasta la  próxima guerra fría. Tu rebeldía nos recuerda a la del joven J. F. Kennedy en la capital federal alemana cuando proclamó alto y claro para que lo escucharan al otro lado del muro de la vergüenza: “Yo soy un berlinés”.  O sea, yo estoy con la libertad.
 
Estamos descubriendo cómo se levanta un muro de incertidumbres con la desmesura de talante y ambigüedad entre la sociedad civil y este gobierno incapaz y autoritario. “Nación es un concepto discutido y discutible”, escuché decir al presidente por accidente en el Senado, respondiendo a una pregunta de nuestro portavoz Pío Garcia Escudero. Aquel día comprendí desde mi escaño que el inquilino de La Moncloa era un problema para los españoles. El tiempo, desgraciadamente, me está dando la razón.
 
Volvemos, apreciado Manolo, a los tiempos convulsos de Narcís Serra; a las escuchas del CESID que ‘pincharon’ (de forma aleatoria, naturalmente) los teléfonos de Adolfo Suárez y del propio Rey; a los informes de la agencia Crillón para controlar  a Mario Conde (mira donde ha terminado) o a los faxes laosianos del capitán Khan, colaborador necesario del dúo Bellod-de la Vogue/Vega,  para el imposible retorno del ínclito Juan Roldán.
 
Revivimos, querido presidente de Endesa, lo peor del felipismo, precisamente ahora que estamos celebrando los primeros seis lustros dse democracia. Lo peor, quizás –y ojalá me equivoque- lo peor, decía,  está por llegar a poco que el presidente Zapatero siga flirteando con ETA y sus compañeros de viaje o el Constitucional no desactive el torpedo del Estatut  adosado en plena línea de flotación de la Carta Magna; nos encontramos en la antesala del nacionalsocialismo separatista.
 
Cuando escribo estas líneas, en este sábado del corazón de junio, en el Pirineo oscense, leo que incluso durante la campaña electoral los emisarios de ZP negociaron a dos bandas (en dos mesas) con ETA y Batasuna simultáneamente y ofrecieron la creación de un órgano común  entre los Parlamentos vasco y navarro, cesión (rendición) previa para la formación de la gran Euskal Herria. A eso en nuestra tierra se le llama deslealtad. Otros le llaman traición. Sencillamente.  Y luego la vicepresidenta se siente herida en su honor y lo niega sin convicciones desde la poltrona de la sala de prensa del Consejo de Mnistros.
 
Para colmo, en esta serie de despropósitos impropios de un Estado de Derecho, el CNI asegura que “te estaban protegiendo de la banda terrorista”. No saben ni mentir. Haces bien en personarte en los tribunales. Nosotros los populares, como sabes, ya hemos puesto en marcha varias iniciativas parlamentarias en el Congreso para llegar al fondo de la verdad y denunciar tus persecuciones. Es increíble que el Gobierno vigile (e intimide) a un empresario, a un ciudadano, a un demócrata.
 
Te saludamos y nos  solidarizamos contigo cuando tuviste el coraje de venir al Senado donde todos los grupos parlamentarios –excepto el PP- te tendieron una encerrona de la que saliste airoso. Diste la cara en plena Opa hostil de Gas Natural. Luego, el acoso se haría más patente en las ‘ofensivas’ de EOn, Enel y Acciona. Todo el peso de las cloacas del Estado se ha puesto en marcha contra ti con más saña que si se tratara de perseguir al  peor de los terroristas; tú, Manolo, te has aferrado a los tribunales y a la justicia. Has luchado –ahí sigues- y por eso no has fracasado. Adelante. No estás solo.
 
Un poco más y, además de acabar contigo, se llevan por delante, a la CNE, a la CNMV y al sector eléctrico. Les da igual. Sólo querían tu cabeza porque eres  una persona honrada y decente. Te acusaron de financiar a nuestro partido –una mentira más de la propaganda de Ferraz- cuando los socialistas reinventaron la corrupción con aquellos informes inexistentes del  impuesto revolucionario que financió de forma privilegiada todas sus ventajosas campañas electorales.  ¿Es que las buena sgentes de esta tierra se han olvidado ya de Filesa, Malesa y Time Sport?
 
 
Querido amigo: eres un ejemplo para todos los ciudadanos de bien por no haber “aparcado a la izquierda”. Un saludo a tus leales colaboradores. Me declaraba el otro día uno de tus empleados que se sentía orgulloso de trabajar a tu lado, de pertenecer a Endesa. Nosotros también. Es un orgullo ser tu paisano y sin embargo, amigo. 
 
Conquistador Pizarro; has cometido el incalificable delito de defender la Constitución, a los accionistas de la empresa y de no hincar la rodilla ante el Gobierno de ZP. El precio es tu cabeza. Pero no lo olvides: nadie se podrá cobrar tu dignidad.
 
Tu resistencia es nuestra resistencia; tu lucha es nuestra lucha y tus principios, nuestros principios. Pocas personas están preparadas para  aguantar, mi querido amigo, las presiones que has soportado en los últimos dos años;  los que te conocemos y te admiramos desde hace mucho tiempo sabemos que tus convicciones liberales, tu lealtad a las reglas de juego y tu amor a la verdad se han agrandado con este acoso y derribo inmisericorde al que te ha sometido el Ejecutivo y sus medios de comunicación de cabecera.
 
Tu respuesta ha sido siempre la misma: trabajar por y para los dueños de la empresa, que son todos los accionistas. Trabajar por Aragón y por España. Sin complejos, sin ataduras.
 
Querido amigo: Me despido reiterándote mi solidaridad en estos momentos en los que la tempestad perfecta arrecia sobre este barco a la deriva llamado España. No lo van a hundir cuatro políticos irresponsables que nos quieren retrotraer a la II República –el periodo más oscuro del pasado siglo- o al federalismo asimétrico de tan infausto recuerdo. Nosotros, los liberales, Manolo, a lo nuestro: a trabajar, a crear empleo y a remar juntos y en la misma dirección. Sabes que en esta guerra desigual estamos en tu orilla. Saludos a la familia. Y un fuerte abrazo. Te queremos.
Siempre adelante, Rodolfo.

 

*Rodolfo Ainsa es senador del PP por Huesca

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