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Manuel Guedán

ETA: militar vs. político

ETA: militar vs. político

Han sido tres las treguas “permanentes” y tres los partidos políticos que han gobernado mientras se producían: la primera, en 1981, en el Gobierno de Unión de Centro Democrático, UCD; la segunda, en 1998, cuando gobernaba el Partido Popular, PP, y la tercera, en 2006, durante el actual mandato del socialista Zapatero. En esta última ha habido novedades: el PNV ha apoyado al Gobierno y el PP ha jugado a la contra como nunca antes lo había hecho un partido nacional, pero el fracaso sigue siendo el común denominador.

¿Por qué fracasan siempre las negociaciones con la banda terrorista ETA –porque negociaciones siempre ha habido desde que se instaló la democracia-? Pues, entre otras cosas, porque los intereses de los etarras políticos son distintos, en ocasiones, a los intereses de los etarras militares. En una ocasión, Joaquín Villalobos, ex comandante guerrillero y actual investigador de la Universidad de Oxford, destacaba este fenómeno y lo comparaba con lo ocurrido en El Salvador.

En América Latina, los movimientos guerrilleros no tuvieron nunca aparatos políticos con representación en las instituciones. Por tanto, las negociaciones siempre se hicieron –y se hacen en el caso de Colombia- con los que tienen las armas, con los que vinculan “su suerte” al resultado de la lucha armada. Y en España, un país plenamente democrático y con autonomías políticas muy desarrolladas, ETA ha tenido, y tiene, un brazo político, llámese como se llame, que actúa públicamente.

Por tanto, hay que tener en cuenta que los intereses entre los que tienen las armas y los que cobran del erario público son distintos. Los primeros, como dice el columnista Josep Ramoneda, tienen que matar para vivir, para sobrevivir como organización, y los segundos necesitan votos y peso político para no desaparecer. Pero como ”el poder nace de la punta del fúsil”, que diría Mao Tse Tung, los que mandan son los que ponen las bombas y éstos no creen que ha llegado su momento.

Eso es lo que ha pasado en las tres grandes treguas: que ETA es la que manda y que le importa poco lo que ocurra con sus “políticos” porque sus objetivos, al parecer, siguen siendo lograr la independencia del País Vasco, conseguir la rendición del Estado democrático por la fuerza de las armas y enfrentar a las fuerzas políticas parlamentarias, colocándose en el centro de la escena política. Y, en esta última tregua, el tercero de los objetivos se ha conseguido de plano: el PSOE, que supo ganarse como aliado al Partido Nacionalista Vasco, sobre todo a su presidente Josu Imaz, no ha podido llegar a un acuerdo con un PP decidido a hacer del fracaso de la negociación su mayor éxito político.

La derecha española sostuvo y todavía sostiene que el atentado de Atocha fue el resultado de un pacto entre ETA y el PSOE para derrotar al Gobierno del PP. A sensu contrario, el fin de la tregua podría interpretarse como un acuerdo entre ETA y el PP para acabar con el Gobierno del PSOE. Los dos argumentos son igualmente disparatados. La diferencia es que el primero ha sustentado la política de oposición del PP durante estos tres años y el segundo, felizmente, nadie lo mantiene.

Presentar la vuelta a las armas de ETA como un fracaso de Zapatero es otro disparate. La culpa del fracaso la tiene ETA –los armados y los legales- y, en todo caso, las responsabilidades deben ser compartidas por todos los partidos, por el PP, por el PNV y por el PSOE.

:: Manuel Guedán (España). Profesor de la Universidad de Alcalá.
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