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La nueva línea ha generado gran expectación

Así funciona el primer Metro Ligero de Madrid

Hace apenas quince días que fue estrenado el primer Metro Ligero de Madrid y cada día es utilizado por unas 13.000 personas. La nueva línea ha generado tanta expectación que muchos madrileños se desplazan hasta los desarrollos urbanos del norte de la capital sólo para montar en la primera línea en superficie de Madrid. Los vecinos aseguran que no es peligroso y que casi no hace ruido. Los viajeros están satisfechos con el nuevo medio, aunque consideran que es algo lento.

José María está jubilado, vive en el sur de la capital, muy lejos de los desarrollos urbanísticos de Sanchinarro y Las Tablas, pero ha querido vivir en primera persona la experiencia de coger el primer Metro Ligero puesto en funcionamiento en la región, la línea 1 que une la estación de metro convencional de Las Tablas (L10) con Pinar de Chamartín (L1 y 4). "Es una maravilla poder ver el paisaje desde el tren", dice José María. "Esto me recuerda a cuando vivía en la calle de Narváez y cogía el tranvía para ir a la universidad Complutense, ¡Cuánto ha llovido!", rememora.

José María ha tomado el Metro Ligero en la estación de Las Tablas donde sólo se han subido un par de personas, pero según va avanzado hacia el interior del PAU el tren se va llenando de usuarios. La línea cuenta con 5,5 kilómetros y 9 estaciones de las cuales cinco son subterráneas, así como el 70 por ciento del trazado. En la estación de Blasco Ibáñez suben al Metro Ligero tres jóvenes, Ángel, David y Carlos. Visten camisetas narajas que indican que trabajan en una empresa de reparto de correo postal. Dicen que llevan meses trabajando en la zona, pero desde que abrió la línea de Metro Ligero su trabajo es un poco más fácil.

"Antes hacíamos el reparto en el autobús", explica Ángel. "Pero no nos dejaban subir con los carros, así que debíamos llevar todo el correo en una saca al hombro", agregó. "Además, las estaciones de Metro están mejor ubicadas para el reparto", añade otro de los jóvenes. "Quizá no ha sido tan bueno el cambio, porque como ahora es más rápido trabajamos más", dice Carlos y todos ríen la ocurrencia.

Una de las estaciones con más trasiego es la de María Tudor, junto a la cual se ubica un gran centro comercial de El Corte Inglés. Marisa, que vive en el madrileño barrio de Tetuán,está encantada. "Antes sólo podíamos venir en coche y todo depende del tráfico, pero ahora puedo venir cuando me apetezca sin complicaciones", explica. Sin embargo, Marisa, que en esto coincide con otros viajeros del Metro Ligero, asegura que es algo lento. "La frecuencia de trenes no es muy alta y el trayecto es bastante largo", añade.

Para Vicente, un valenciano que trabaja en la seguridad de la nueva línea de Metro Ligero, los madrileños tienen demasiada prisa. "En Valencia hay tranvía y la vida es más relajada, nadie se queja de que es lento porque van disfrutando del paisaje, pero en Madrid todo son prisas y malas caras", dice el guardia, quien añade que el servicio todavía está en un periodo de adaptación y que los tiempos de recorrido son cada vez menores.

Los vecinos de Sanchinarro y las Tablas están muy satisfechos con la puesta en marcha del Metro Ligero. Dos mamás pasean a sus nenes por el carril bici a lo largo del parque central que recorre los PAUs, por el que también discurre la nueva línea. "No hace ningún ruido y no es peligroso a la hora de cruzar, si todo el mundo respeta las señales y los semáforos", aseguran. Aunque añaden que el ubicar el tren junto a un parque puede jugar en contra de la seguridad de los más pequeños. 

Un joven deportista que corre a diario por el parque y vive junto a una estación de Metro Ligero asegura que los trenes apenas se oyen y que es más molesta la línea de Cercanías que pasa junto al PAU.  En cuanto a los conductores dicen que aún se están adaptando a que el tren atraviese las rotondas. "Hay que respetar escrupulosamente los semáforos, porque si apuras y pasas puede venir el tren en ese momento", comenta un taxista que acaba de dejar a un pasajero en el PAU de Sanchinarro. El conductor indica también que la mayor parte del trazado es soterrado y que los encuentros con el tren son mínimos.

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