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Que suban el listón

Que suban el listón

En Estados Unidos han copiado a la ministra Salgado y pretenden penalizar las películas donde alguien aparece fumando. El miedo a la libertad o la obsesión por la seguridad pueden acabar con películas como 'Casablanca' donde Humphrey Bogart fumaba mejor que nadie lo ha hecho nunca. Si van por ese camino habrá que volver a la doble versión, que era un invento del cine español de la dictadura. Versión A, no fumadores, para el mercado interior, y versión B, fumadores, para todo el mundo. El mundo no avanza, retrocede a pasos agigantados. Los garantes de la libertad cada vez cierran más fronteras a la libertad. No es que yo crea que todo vale, ni siquiera que todo vale lo mismo. No es así. Lo que no acepto es que nos quieran imponer qué comer, qué beber, qué hacer con nuestras viviendas, o que nos prohíban fumar..., mientras otras actividades de riesgo son toleradas porque son, aparentemente progresistas o se defienda la participación de los terroristas en las elecciones, para no coartar su libertad, mientras las víctimas tienen que ir con escolta y con miedo. Si alguien defiende la castidad, por ejemplo, es mirado como un loco. Pero si alguien prohíbe fumar es un salvador de la humanidad. En lugar de primar actitudes positivas, nos castigan.

Somos intolerantes y no queremos salir de nuestro escondite. Nicolas Sarkozy acaba de ofrecer un puesto en su Gobierno, el de ministro de Exteriores, a un socialista. Y en sus propias filas no  le comprenden, mientras los de la acera de enfrente, dicho sea sin ninguna intención peyorativa, se sienten agredidos. Aquí, una posibilidad como esa es impensable. Múgica Herzog, que fue nombrado defensor del Pueblo por un Gobierno del PP es un apestado para los socialistas. PP y PSOE ni se hablan y están llevando esa 'cultura' por toda España.

Vengo de un pequeño pueblo de Castilla y León donde se está haciendo una espectacular labor cultural. Pero me cuentan que allí donde la cultura se escribe con mayúsculas, con cosas tangibles, con ofertas para todos los vecinos, los del PP no van a ningún acto que organice la izquierda, mientras que los militantes del PSOE no van al bar que frecuentan los del PP. Y al revés. Si no somos capaces de entendernos en un pequeño pueblo donde el ciudadano está cercano y tiene nombre y apellidos, necesidades concretas, ¿cómo vamos a hacerlo en las grandes ciudades, en el país, donde los intereses de partido priman sobre los generales? El otro día leía una entrevista con uno de los fundadores de 'Ajoblanco', una vieja revista ácrata que tuvo algún peso en la época de la transición, aunque mucho menos del que ellos piensan. "Mi Marx es Groucho, no Karl", decía, con inteligencia, José Ribas. Visto lo que se ve en la campaña electoral -sorteos de viviendas de protección oficial, de dormitorios y hasta oferta de viagra para todos los vecinos del pueblo- vamos a tener que pedir que suban un poco el listón y pasen de los payasos a los cómicos. Con Groucho como guionista subiría mucho el nivel. Y el interés. Seguro.


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