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Del Olmo - Losantos: sin reconciliación

Del Olmo - Losantos: sin reconciliación

Había gran expectación en Ponferrada, rebautizada estos días como 'Ponferadio', la semana pasada, por celebrarse el tradicilnal homenaje a la radio y entregarse, en la noche del sábado, los afamados premios ‘Micrófono de oro’. Luis de Olmo, ‘padre’ de estos premios, estrella de Punto Radio y ponferradino de pro, era uno de los galardonados: toda una vida, un museo y casi diez mil programas de ‘Protagonistas’ a la espalda avalan la legitimidad del micro de oro que le entregaron.

La polémica surgía porque a Federico Jiménez Losantos, el muy cuestionado locutor que dirige las mañanas de la cadena episcopal, le habían concedido otro micrófono de oro. Y hay quien pidió que fuera precisamente Del Olmo, muy seriamente enfrentado en las ondas y en la vida a FJL, quien se lo entregase. Pero no.

Ya se habían entregado los premios -merecidos- a Fernando Onega (el micro se lo entregaron sus hijas, que van camino del estrellato), Ramón García, Olga Viza, Lorenzo Milá, Andreu Buenafuente –que no asistió precisamente porque al tiempo premiaban al 'demoníaco' FJL--, ‘Flo’ Fernández, Estrella Morente, y habían sido entregados otros premios no tan merecidos -¿qué necesidad habrá de poner una folclórica en toda gala de este tipo?- cuando llegó Federico. Ya se sabe que entre Del Olmo y él ha habido palabras muy gruesas a través de las ondas. A Del Olmo le sentó particularmente mal que se premiase al 'demoníaco', precisamente en esta tierra berciana, de gentes nobles, de pocas palabras, acogedoras.

Así que FJL llegó y aprovechó para dar su mitin, envuelto en algunas alusiones elogiosas a Del Olmo, que permanecía impasible, algo enfurruñado, en el estrado. Ni aplaudió el parlamento demagógico de FJL ni falta que hacía; ni muchos que allí estaban. Uno hasta le gritó “esto es un premio, no un mítin”. Bastantes ponferradinos sí le vitorearon, sin duda concordantes con la doctrina losantiana. Al final, le dieron el micro y se dieron la mano el gigante y el otro, Luis algo reticente. Cuídate, Luis, porque el aguijón no descansa.

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