El Barça sigue sin hambre de títulos

Todos los partidos importantes y decisivos, ante los grandes equipos, que ha jugado el Barça esta temporada los ha perdido. Lo que empezó como un traspiés pasajero -o eso se creyó entonces- la humillante derrota por goleada ante el Sevilla en la Supercopa de Europa, se ha ido confirmando después. Cuando vinieron las pifias en el Mundialito de Clubes, y después en sus visitas ligueras al Madrid, Sevilla, Valencia, Español, Zaragoza y ahora a Villarreal. En definitiva que los de Frank Rijkaard, con un Ronaldinho cada vez más de vacaciones, ya no tienen hambre de títulos, se han endiosado y empiezan a parecerse al peor Madrid de los años negros de Florentino.

Lo de la ausencia de ganas, lo de no salir a comerse al mundo -o sea, al rival- lo escribimos cuando el Mundialito y también se ha confirmado después. De un modo tan dramático que les puede conducir a perder también la Liga, en las que Sevilla y Madrid sí que (le) han comido el terreno y la ventaja de puntos hasta reducirla a sólo uno, los de Juande Ramos, y dos, los de Capello. Nada, prácticamente cuando faltan siete jornadas, y veintiun puntos, hasta el final de una competición en la que los azulgrana han sumado 14 puntos menos, 14 -un abismo- que a estas alturas en los dos últimos años cuando se proclamaron campeones.

De modo que el mérito de poder aún ganar la LIga no es de sus perseguidores, sino que se deben a los deméritos, al petardeo del Barcelona. No nos engañemos, porque el nivel de la otrora Liga de las Estrellas es pésimo y ahí está la clave de que por primera vez en lustros no haya ni un club español en las semifinales de la Liga de Campeones.  Pero las matemáticas no fallan y, nos guste o no, ocurre que toda la competición hablando -con razón, eso sí- pestes del Madrid, su juego y su míster, y ahora a falta de siete partidos, los blancos ¡pueden ganarla! Como el Sevilla, que es el que más se la merece. Al menos, a falta de juego y espectáculo, que haya emoción hasta el final.

Como la va a haber por abajo, tras la inesperadas resurrección de la Real Sociedad, que hace un mes estaba a 10 puntos de la salvación y ahora se encuentra a tan sólo tres. Ello complica la vida y puede llevar al descenso además de al Nástic, prácticamente condenado tras perder este domingo en Mallorca, a alguno de los equipos que parecían haberse salvado de la quema, como el Levante, ya en plaza de descenso, o el Celta, que pronto ha difuminado el efecto Stoichkov, o el Athletic y hasta el Betis. Todos en un pañuelo de cuatro puntos de diferencia. Igualmente en estos puestos de abajo, a falta de espectáculo -lógico, claro dada su clasificación- la emoción está servida. Algo es algo.