Francia sigue ahí

La mirada española a Francia ya no es como la de hace años, cuando se veía al país vecino como un paradigma cultural, social y político, incluso a veces económico, pero la verdad es que Francia sigue centrando la atención en España, del mismo modo que Alemania. Más allá del anecdótico mitin de Zapatero con la socialista Ségolène Royal, al que llevó la bandera española, o de los apoyos de Mariano Rajoy al conservador Nicolas Sarkozy, estas elecciones a dos vueltas son importantes para España en clave europea.


Europa está parada a la espera de que Francia arranque, mientras Alemania va dibujando el nuevo escenario en el que, a partir de muy pronto, van a trabajar juntos París y Berlín. Y en ese terreno, no parece que vaya a haber grandes diferencias entre unos y otros. Todos necesitan recuperar la economía de la zona euro, y eso a España también le vendrá bien para mantener su crecimiento, ahora excesivamente dependiente del mercado interno.


El gran reto de los candidatos franceses es superar la incapacidad de su país para modernizarse ante los desafíos de la globalización. De la desorientación de Francia da idea la incertidumbre electoral que fueron reflejando las encuestas; la presencia de líderes, como Jean-Marie Le Pen, que miran más al pasado que al futuro y, en general, de una clase política incapaz de marcar pautas claras y de transmitir confianza. Menos mal que, tras las primarias, el duelo mano a mano de la segunda vuelta permitirá un debate menos disperso al que nos condujeron Sarkozy, Royal y Le Pen, pero también el emergente François Bayrou. Eso sí, ya falta menos: el próximo 6 de mayo habrá un solo ganador.