Están apuntando bajo quienes echan en cara al ex ministro Acebes la responsabilidad de las mentiras y medias verdades del Gobierno del PP los días 11, 12 y 13 de marzo- y posteriores – tras el brutal atentado del 11-M. Apuntan bajo porque, y todo hay que decirlo, el entonces ministro actuó, de cara a su presidente, el señor Aznar, como debía.
El mismo día 11 por la tarde, los mandos policiales ya le advirtieron de que la posibilidad de que ETA fuera la autora del atentado se difuminaba y tomaba cuerpo, y de qué manera, la opción islamista. No era el explosivo que habitualmente utiliza ETA – por muchas pretendidas dudas que luego quisieron verter algunos medios – y tampoco parecía posible que los etarras tuviesen infraestructura en Madrid paea un atentado de esas características. ETA valora mucho la fuga de sus hombres tras un atentado, cosa que los islamistas descuidan bastante.
Y todo esto se los dijo Acebes a Aznar. Pero se tropezó con tres adversarios de primer orden: la desvergüenza, la falta de patriotismo y la soberbia, encarnados todos en su jefe inmediato que no quiso atender a razones, incluso aquellas que le llegaban desde algunos de sus propios asesores.
La desvergüenza de seguir manteniendo que había sido ETA, después de saber que no y tratar de extender la falacia incluso en organismos internacionales fue cosa de Aznar. La falta de patriotismo al despreciar a sus conciudadanos, manteniendo la mentira, fue cosa de Aznar. La soberbia, en fín, al no querer contar con la oposición y en lugar de reunirse con todos, lanzarse a una manifestación, fue cosa de Aznar. No quería que su “elegido” perdiera las elecciones y no le importó que medios utilizar para intentar evitarlo.
Más de una vez se ha dicho que si el entonces presidente hubiese convocado en Moncloa con carácter de urgencia a todos los líderes políticos, ninguno se hubiera podido negar. Como tampoco podrían haberse negado a firmar un documento de condena del acto, viniera de donde viniera. ¿No imaginan, de haber obrado así, cual hubiera sido el resultado electoral?. Ahí es donde deben apuntar los líderes del PP a la hora de buscar responsabilidades por la derrota en las urnas y no en pretendidas conspiraciones de guardarropía.
Todo lo anterior no exculpa a Acebes, que la “obediencia debida” ya no está ni en el código militar y además no debe confundirse ese termino con el de la lealtad debida a quien es tu jefe y te nombró. Pero bueno es resaltar que fueron esas tres características – desvergüenza, falta de patriotismo y soberbia - de José María Aznar las que operaron entonces.
Y esa filosofía es la que nos anuncian que se implantará aquí si vuelven los mismos, con los mismos collares, a la Moncloa. Por eso hay que pensar en lo del mal, el menos, a la hora de depositar el voto, porque lo que asoma por la ventana más parece una herramienta del fascio redentor que la derecha civilizada que existe y necesita este país.
Si (
No(
