¿Es santa la Semana Santa?

Pues depende. Si un turista piensa visitar España en estos días y se mete en Internet para buscar información y organizar su viaje, al escribir “Semana Santa en España”, se puede encontrar con varios menús: el más abundante es el de las agencias de viajes y su gran oferta de playas: en Palma, en Ibiza, en las Canarias o en Benidorm, aderezada de grandes tentaciones gastronómicas, spas, campos de golf, animación nocturna, etc.

Si está decidido por un lugar en especial, Andalucía por ejemplo, tendrá que poner en el buscador, con precisión, que lo que quiere es ver las famosas procesiones, porque si no, le seguirán saliendo a usted las ofertas de sol y playa, con más comida, más vida nocturna y más campos de golf.

Si por fin ha encontrado información sobre las Cofradías, las procesiones y, en fin, las tradiciones religiosas propias de la Semana Santa, le va a sorprender encontrarse con unas modernas páginas, muchas de ellas bellamente ilustradas con fotografías de unas imágenes que datan, en algunos casos, de 1290. En unas se cuenta la historia de esa tradición que viene desde la Edad Media, concretamente desde el Concilio de Trento, en el que se recomendó que los fieles manifestaran su fe en las calles. En otras encontrará recetas de los platos típicos de la Cuaresma. Y en las más, la historia de las Cofradías,  de los lujosos “pasos” –de las Vírgenes, el Nazareno, y el Crucificado- y de los ricos atavíos de los cofrades.

La Semana Santa de Sevilla, seguramente la más famosa y la que ocupa más espacio en Internet, “oferta” un espléndido imaginero gótico y barroco de los siglos XVI y XVII y devoción, pero sin dejar de lado la alegría de vivir. Cuenta en una de sus páginas que desde la Edad Media hasta el siglo XXI, los sevillanos han tenido siempre la habilidad de conjugar lo sagrado y lo profano, con tendencia más bien a esto último. Ya en 1473, Enrique IV de Castilla tuvo que prohibir algunas cofradías por su carácter más festivo que religioso. Y hoy sigue siendo compatible el rezo, la devoción y los “piropos” a la Virgen, con el pescaíto, el vino e, incluso, el jamón, que ofrecen los numerosas bares abiertos toda la noche.

Contrasta esta manera de vivir la fe con la que se vive en Castilla, una fe mucho más austera. En Valladolid, por ejemplo, la página web oficial habla de la historia, el arte, la belleza y la devoción, todo en un lenguaje solemne, en el que se respira un aire de misticismo. Nada de frivolidades ante la llegada del Cristo de la Veracruz y sí un rezo “con los ojos encharcados en lágrimas y los corazones sobrecogidos”, como dice la página de su Ayuntamiento.

En Sevilla, ante el “Cachorro”, un bellísimo Cristo que se esculpió tomando como modelo a un adolescente gitano moribundo, los sevillanos se emocionan, pero reaccionan cantando saetas, que son voces de dolor, pero con un duende y un arte que convierte las calles en un tablao flamenco. Y si tiene suerte, en Jerez de la Frontera (Cádiz), por ejemplo, podrá escuchar en la calle a uno de los cantaores más famosos, Vicente Soto, “Sordera”. En Castilla, sin embargo, todo es silencio.

¿Es santa la Semana Santa en España? Pues depende de donde se decida a ir: la playa, los spas, la montaña y el sky, las discotecas o las procesiones y, si elige Andalucía, puede lograr la mezcla de lo lúdico y lo devoto, porque su pueblo ha aprendido a honrar a Dios, mientras canta y se divierte.

*Profesor de la Universidad de Alcalá