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Las verdades como puños de Calderón

Las verdades como puños de Calderón

Cualquier buen aficionado al fútbol, al margen de colores, banderías y forofismos, piensa que los jugadores de élite dejan mucho que desear en su comportamiento fuera del campo, como personas, no como personajes. Como humanos, no como divos. En tal sentido, su conducta individual y social no es precisamente ejemplar ni debe ser espejo de formación para la juventud, aunque por desgracia lo sea. De modo que es un denominador común y extendido que “no tienen cultura ni formación”, “que son vanidosos”, “que todos tienen sensación de ser superfiguras”, “que nunca pagan donde van”, que…

Son verdades como puños, las diga quien las diga. Pero no parece adecuado que las exponga en público el jefe que manda a uno de estos grupos, aunque piense lo que Rajoy cuando las últimas desavenencias Esperanza/Gallardón –aquello de “¡joder, qué tropa”-. O sea que Ramón Calderón, autor literal de todas las frases anteriores, ha cometido el error de dejarse llevar por su sinceridad, algo que está reñido con su cargo de presidente del Real Madrid.

Porque como los intereses hace tiempo que predominan en el mundo del fútbol, ya puro negocio y poco deporte, la contradicción del máximo mandatario blanco es enorme por permitir tales excesos sin recriminárselos ni siquiera en privado. No sólo eso, sino que a uno de ellos, Guti, al que también criticó con razón porque “a sus 31 años sigue siendo una promesa”, acaba de renovarle por cuatro más. Igual cree que con 35 sentará la cabeza y dará en el campo todo lo que de él siempre se ha esperado.

Incluso los seguidores blancos están de acuerdo con otro de los latigazos dialécticos de Calderón, en el que acusó a Beckham de “haber toreado” al Madrid también en su (no) negociación para renovar y en que “se va a Hollywood porque es un medio actor de cine” con más valor mediático que deportivo. Pero, inmerso como está el club en la rescisión de contrato con el inglés, tampoco parece lo más adecuado atacarle así. Es más, si Calderón no tiene pruebas de que Florentino Pérez boicoteó el fichaje de Kaká, como le acusó y desmintió su antecesor en el cargo, no debería haberlo dicho.

Lógicamente, la plantilla, que ve cómo la mano dura de Capello, ahora sí, empieza a llegar con los despidos del propio Beckham y Ronaldo, se ha enfadado mucho con su jefe. Pero como les afecta poco lo que se diga o escriba de ellos, incluso lo que piense la afición, siempre que no mermen sus honorarios, se han limitado a encajar el tema con mala cara y a remitir a una rueda de prensa este viernes en la que –como ya han filtrado algunos de sus componentes- no pasarán de expresar lo que le han molestado estas opiniones.   

Y hay una cuestión o daño colateral: el tan de moda asunto de las grabaciones subrepticias y dudosamente éticas. En este caso de la conferencia de Calderón, dudosamente deontológico en lo periodístico, pues aconteció en un acto privado con los alumnos del Centro Universitario Villanueva. Claro que si algún senador o presidente autonómico lo hace con fines más torticeros e impresentables, nada es de extrañar que lo hagan desde una emisora de radio, sobre todo si es la COPE. Lo importante es que la incorrección política de Calderón ha conectado con lo que se piensa mayoritariamente de los divos futboleros, incluyendo a los del resto de los clubes grandes, que en poco o nada se diferencian de los del Madrid.  
      
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