En respuesta a las intervenciones de los eurodiputados, la canciller señaló que "un referéndum el mismo día en toda Europa no es factible", ya que "los Estados miembros son los dueños del Tratado y deben decidir sobre su ratificación". También se mostró "escéptica" sobre la convocatoria de una nueva Convención, como le sugirieron algunos parlamentarios.
Merkel insistió en que no hay que empezar desde cero sino que "el punto de partida es el Tratado existente" y ahora se trata de consultar con los Estados miembros para "atacar los problemas específicamente". En un mensaje dirigido al Reino Unido, dijo que "los que están muy a favor de la ampliación tienen que darse cuenta que el escepticismo sobre la Constitución hará imposible que esta se lleve a cabo".
El líder de los populares europeos, Joseph Daul, elogió que la presidencia alemana pretenda buscar "un punto de equilibrio entre los países que han dicho sí, los que han dicho no y los que aún no se han pronunciado". "Parece difícil, pero también había muchas cosas antes que parecían difíciles", apuntó.
El presidente del grupo socialista europeo, Martin Schulz, recordó una vez más que 18 países de la UE han ratificado la Constitución Europea, y pidió a los Estados miembros escépticos que "hagan propuestas constructivas". También reclamó que en los próximos 50 años de historia de la UE se ponga más énfasis en el "modelo social".
El representante de los liberales, Graham Watson, elogió el "atrevido programa" de la presidencia alemana y le deseo éxito, pero aseguró que en Londres, París y Varsovia "no se dan las condiciones" para avanzar en el Tratado constitucional. La portavoz de los soberanistas de Unión por una Europa de las Naciones, Cristina Muscardini, destacó por su parte que es necesaria una Constitución "más comprensible, que respete las raíces de nuestros pueblos".
Desde el grupo de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit aseguró compartir el "romanticismo juvenil" de Merkel, pero añadió que su formación tiene también una "impaciencia juvenil" y quiere saber qué ocurrirá ahora. En este sentido, rechazó que se convoque una nueva conferencia intergubernamental a puerta cerrada y reclamó un "debate abierto".
En nombre de los euroescépticos, el británico del UKIP Nigel Farage, atacó a la presidencia alemana y dijo que el intento de revivir la Constitución es "un insulto a los franceses y los holandeses" y es un "ejemplo clásico" de un "nuevo fenómeno", el "nacionalismo de la UE". Por su parte, el portavoz del nuevo grupo de extrema derecha, el austriaco Andreas Molzer, insistió en que "el Tratado constitucional ha sido enterrado por Francia y Holanda" y sin embargo ahora Alemania "quiere revivir ese muerto".
Entre los representantes españoles, el eurodiputado popular Iñigo Méndez de Vigo subrayó la "gran visión" de Ángela Merkel, frente al gran número de "agoreros y anti-todo" que hay en Europea. Méndez de Vigo resaltó que la Comisión y la Eurocámara no sólo deben ser consultados sobre el futuro de la Constitución sino "participar" abiertamente para defender el interés europeo por encima de los intereses nacionales.
El portavoz de los socialistas españoles, Enrique Barón, aplaudió que Merkel situara como principal prioridad la recuperación de la Constitución Europea pero le pidió que "exija a todos los países de la UE que se pronuncien sobre el mismo texto que ya han firmado y no se lo trocee como un salami".
Finalmente, el representante de Convergència i Unió, Ignasi Guardans, manifestó su "desencanto" por el discurso de Merkel porque "no ha concretado cómo va a resolver los problemas que tenemos encima de la mesa". Guardans valoró positivamente "la reflexión profunda que ha hecho sobre Europea", pero lamentó que no hiciera "ninguna referencia a cuestiones tan importantes como los derechos fundamentales o la inmigración".
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