En éste último apartado se ha distinguido algún alto cargo del PP que no hace mucho denunció la presencia de numerosos cargos públicos en las candidaturas del PSOE a los Ayuntamientos de distintas ciudades, como en el caso del consejero andaluz de Turismo, Comercio y Deporte, Paulino Plata, al de la denostada (por causa de sus corruptos ediles) Marbella, olvidando tal vez que los socialistas están en el poder en esta Comunidad y se da por ello la circunstancia similar, aunque a la inversa, a la que pueda darse en otras Comunidades en las que gobiernen los populares. Sinceramente, a muchos esa denuncia ha parecido un palo al agua. Distinto será que se investigue rigurosamente si en sus campañas preelectorales y electorales se utiliza parte del dinero público que tenga asignado el cargo o departamento que ocupa en la Administración andaluza.
Algo que será muy difícil de deslindar. Porque ¿quién puede demostrar que la casi permanente presencia de Paulino Plata en tierras malagueñas para promover, presentar y respaldar mil y una iniciativas turísticas y comerciales en Marbella y sus alrededores es más promoción personal a su Alcaldía que actividad pura y dura de su papel como consejero? ¿Quién puede deslindar que la frenética actividad de algún alcalde que repite candidatura sea auto-propaganda y no cumplimiento de su deber incumplido en la mayor parte de su legislatura? Aunque algunos de ellos, como el de Sevilla, el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, ande tan nervioso como para manotear la grabadora de un periodista que quería recoger los reproches y protestas de los vecinos de un barrio de la ciudad no visitado hasta estas fechas preelectorales.
Tampoco debe andar muy tranquilo el aspirante socialista por Córdoba, que ya ha salido diciendo que había pedido un pacto a la alcaldesa Rosa Aguilar (IU) para no utilizar los grandes temas ciudadanos pendientes como “arma arrojadiza” durante la campaña y ha adelantado que ya ha conseguido la promesa de los distintos grupos parlamentarios de su partido (en el Parlamento de Andalucía, en el Congreso, en el Senado…) para apoyar sus propuestas a favor del desarrollo de la ciudad… lo que en el fondo implica que pueden realmente ser buenas para Córdoba pero que los suyos no las han apoyado hasta ahora porque quienes las pretendían o presentaban eran de un partido rival, con lo que habrían estado primando los intereses partidistas sobre los generales de los ciudadanos.
Y en este batiburrillo no podían faltar los “avisos a navegantes”, ejemplificados por los dirigentes andalucistas, que tienen claro que su papel, al menos en Sevilla capital, puede volver a ser el de “llave”, o lo que es lo mismo el de perdedores (que al fin y al cabo lo son) por el número de votos conseguidos, aunque ese mismo número no por menor les impida formar gobierno con los ganadores… si estos acceden a sus peticiones, que podrían ser muy elevadas porque al mismo tiempo que ofrecían datos de una encuesta que les situaba en el tercer lugar de intención de votos, con menos de una tercera parte de los obtenidos por los ganadores, aludían a que en su mente estaba la consecución de la mismísima Alcaldía.
Estamos en época de disparates, de promesas, de nervios, de acusaciones sin límites, de pasados negativos por culpa de los rivales, de futuros esplendorosos si es en manos propias. Se acercan sin duda las elecciones. No lo olviden.
Si (
No(
