red.diariocritico.com

Convalecía hacía ocho días en un hospital militar

Pinochet cosechó en su ocaso tempestades de los vientos que sembró

Pinochet cosechó en su ocaso tempestades de los vientos que sembró

En el ocaso de su vida, el ex dictador chileno Augusto Pinochet, fallecido hoy en Santiago, cosechó las tempestades de los vientos que sembró, agobiado por juicios en su contra y numerosas enfermedades. Pinochet, que cumplió 91 años el pasado 25 de noviembre, murió a las 17:15 GMT de este domingo en el Hospital Militar de Santiago, a causa de una descompensación general, ocho días después de haber sido ingresado tras sufrir un infarto de miocardio y un edema pulmonar.

El dictador que gobernó Chile con mano de hierro durante 17 años (1973-1990) hasta convertirse a ojos del mundo en el prototipo del tirano, murió rodeado del afecto de los suyos y sin que la justicia lograra condenarlo, pese a que estaba procesado por violaciones a los derechos humanos y por delitos económicos.

Quienes le veneraban como el líder que salvó a Chile del comunismo han vivido desde octubre de 1998, cuando fue detenido en Londres por orden del juez español Baltasar Garzón, el vía crucis del deterioro de su salud y de una nueva actitud de la justicia chilena, que le costó la pérdida de sus escudos legales.

Un destino antes inimaginable para el general que pasó 65 de sus 91 años en la vida militar, casi 25 de ellos como comandante en jefe del Ejército chileno, incluidos sus 17 años al frente de un gobierno dictatorial condenado por el mundo entero.

En ese contexto, de una cosa pudo estar seguro antes de morir el militar, segundo chileno que llegó a tener ostentar el grado de capitán general tras el prócer de la Independencia Bernardo O'Higgins, y es que tiene seguro un lugar destacado en la historia de Chile.

Pinochet seguramente no pensaba en eso antes del 11 de septiembre de 1973, cuando encabezó el golpe militar que derrocó al gobierno de Salvador Allende y rompió casi un siglo de estabilidad democrática en un país que se enorgullecía de sus militares, profesionales, obedientes y apolíticos.

Pinochet se sintió llamado por el destino a ser el salvador de la patria y para ello no escatimó esfuerzos ni reparó en medios, entre los que sobresale como rasgo principal el uso de la fuerza, con una personalidad que no deja indiferente a nadie:

Para sus incondicionales, fue el hombre que salvó al país "del cáncer marxista" y el forjador del modelo económico de libre mercado con el que Chile comenzó a salir del subdesarrollo.

Para sus enemigos, fue quien quebrantó la democracia a sangre y fuego e implantó una dictadura cruel, que tuvo en la represión el único argumento para imponerse a sus adversarios y cuya ambición de poder no conoció límites.

Las cifras oficiales muestran por sí solas la voluntad de Pinochet tras sus objetivos: más de tres mil muertos, un tercio de ellos detenidos desaparecidos; decenas de miles de presos y torturados y unos 300.000 exiliados que se diseminaron por el mundo durante su régimen.

Pese a perder el gobierno tras el plebiscito de 1988, Pinochet mantuvo el poder, al continuar como jefe del Ejército y reforzó sus escudos en 1998, cuando debió dejar las filas y se entronizó como senador vitalicio.

Uno de los chilenos más importantes del Siglo XX, para bien o para mal, nació en Valparaíso el 25 de noviembre de 1915, se casó con Lucía Hiriart Rodríguez, que cumplió 84 años el mismo día que murió su marido, y tuvo cinco hijos.

Admitido en 1933 en la Escuela Militar, se graduó cuatro años después como alférez de infantería e inició su carrera en el regimiento "Chacabuco".

Ingresó en 1948 a la Academia de Guerra, de la que fue nombrado profesor en 1955, cuando también empezó a estudiar leyes en la Universidad de Chile, pero sólo hasta el año siguiente porque integró una misión que organizó la Academia de Guerra de Ecuador.

En 1968 llegó a general de brigada y en 1971 a general de división.

Durante su régimen, además de las turbulencias internas, debió afrontar la crisis de 1978 con Argentina por unas islas del austral Canal de Beagle, que llevó a ambos países al borde de la guerra y se resolvió con la mediación del Papa Juan Pablo II y la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984.

El amor a la patria y al Ejército, el odio al comunismo y cierto menosprecio hacia los políticos fueron las materias recurrentes en el discurso de Pinochet, que mientras gobernó recibió un sinnúmero de condecoraciones y amasó una fortuna cuyo origen no ha sido desvelado.

Procesado en el ocaso de su vida por fraude al fisco y otros delitos económicos, tras el descubrimiento de numerosas cuentas secretas en el exterior, el oscuro origen de su fortuna significó además el alejamiento de muchos partidarios, que hasta entonces lo vieron como un dictador implacable pero honesto.

Junto con desear que sea enterrado "como un criminal", el abogado Eduardo Contreras, uno de los más férreos querellantes en su contra, también comentó, resignado, que tras su muerte sin que la justicia llegara a condenarlo, el juicio más importante a Pinochet será el de la historia.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })