Un día de tambores, vedettes, gramilleros, mamas viejas, estandartes y calor. Mucho calor. Montevideo vivió este domingo una fiesta de integración cultural. Es que a pesar del marcado aporte de la cultura afro en todas las manifestaciones populares del país, Uruguay tiene mucho que hacer aún en la integración en igualdad de condiciones de los afro-descendientes.
El diputado frenteamplista Edgardo Ortuño, único legislador negro de Uruguay, fue el encargado de promover este proyecto de ley. Así, los negros y su candombe ya tienen su día y con sus músicas y bailes -como lo vienen haciendo desde hace siglos- invitaron a la reflexión sobre las actitudes de discriminación.
El Conventillo del Medio Mundo fue un gran edificio en el Barrio Sur de Montevideo, donde en un régimen de pensión vivieron cientos de familias negras. Allí y en otras zonas centrales de la capital uruguaya el candombe terminó de delinear una personalidad. que hoy lo distingue de las otras manifestaciones negras de América.
El 3 de diciembre de 1978 el edificio fue demolido por decisión de las autoridades dictatoriales de la época y por eso se elige este día para reconocer a la comunidad negra del Uruguay.
En el país se estima que un 10% de la población es descendiente de africanos que llegaron a América como esclavos. La "libertad de vientre" se estableció con la primera Constitución en 1830 y pocos años más tarde se abolió completamente la esclavitud.
La fiesta negra por excelencia en Uruguay se da el día de "Llamadas", a comienzos de febrero, cuando las mejores comparsas de Montevideo y el interior desfilan por un circuito callejero en los barrios Sur y Palermo de la capital uruguaya.
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