Díaz afirma que no es admisible que haya laboratorios farmacéuticos que quieran "jugar" con la salud de las personas

 La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha manifestado este lunes que no es admisible que haya laboratorios farmacéuticos que quieran "jugar con la salud" de las personas y ha garantizado que en esta comunidad ningún enfermo de hepatitis C se va a quedar sin acceder al tratamiento que le prescriba un profesional sanitario.

   En declaraciones a los periodistas durante una visita al centro de participación activa de personas mayores de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), la presidenta ha querido dejar claro que la sanidad pública tiene que atender a todos los ciudadanos, en las condiciones que les sean necesarias, y recibir la medicación que se les prescriba por parte del profesional sanitario, sin que existan "justificaciones ni excusas económicas que lo impidan".

   "Lo que prescriba un profesional sanitario en Andalucía, en la sanidad pública andaluza, va a tener inmediatamente el reflejo en la medicación por parte de esos pacientes", ha sentenciado la presidenta.

   La presidenta ha lamentado que el Gobierno central haya recurrido de manera reiterada la subasta de medicamentos en Andalucía, impidiendo así que "cargásemos a hombros de los laboratorios y de las grandes industrias farmacéuticas un poquito del coste de la crisis".

   Tras señalar que no es "admisible" que hoy haya laboratorios que quieren "jugar con la salud" de las personas, la jefa del Ejecutivo ha insistido en que en Andalucía, por dificultades económicas, no se va a impedir que cualquier paciente acceda a la medicación que necesite.

   Según ha agregado, la sanidad pública andaluza tiene que estar para atender a quién lo necesita, cuándo lo necesite y cómo diga el profesional sanitario y ha explicado que esa atención se va a acelerar con la prescripción electrónica para que el acceso al tratamiento, en este caso el de hepatitis C, se haga en un espacio de tiempo menor.

   Susana Díaz ha expresado que entiende la desesperación de esas personas enfermas y sus familias, que consideran que en una situación de dificultad necesitan que la sanidad pública responda en el menor tiempo posible.