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La generala Sáenz de Santamaría

La generala Sáenz de Santamaría

Por Fernando Jáuregui
lunes 15 de diciembre de 2014, 15:10h
Conocía a un general Sáenz de Santamaría, de nombre José Antonio. Personaje peculiarísimo, que mandó sobre la Guardia Civil en tiempos en los que la guerra contra ETA era sin cuartel y con no demasiadas reglas: ellos mataban casi a diario. Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno por esas cosas de la vida, ninguna relación familiar tiene, me contó, con aquel tempestuoso militar cuyas opiniones, libérrimamente expresadas, a veces me escandalizaron. Pero pensé en él cuando supe, sin poder contarlo por razones de seguridad, que doña Soraya iba a visitar a las tropas españolas en Afganistán. "La generala Sáenz de Santamaría", pensé para mis adentros, y así lo escribo ahora. Y es que 'manda' mucho la 'número dos' del Ejecutivo, figura irrepetible que ya se ve que todos quieren para sus filas, desde el Ayuntamiento madrileño hasta ¿la presidencia del Gobierno?

 Son muchas, demasiadas acaso, las cábalas que nos hacemos estos días acerca de lo que pueda ocurrir en 2015. Año políticamente trepidante donde los haya, ante el que todo está abierto: la impopularidad de Rajoy en las encuestas, las 'guerras internas' en el PSOE, el vacío en el centro y, cómo no, el desconcierto que se vive a la izquierda del socialismo, donde la irrupción de Podemos ha provocado un tsunami difícil de evaluar a corto y medio plazo.

 Las especulaciones incluyen en primer lugar, desde luego, los nombres de Mariano Rajoy y del secretario general socialista, Pedro Sánchez: hoy, lo más probable es que ambos sean los principales contendientes en la batalla por La Moncloa a finales de 2015. Pero nadie pondría la mano en el fuego porque eso vaya, necesariamente, a ser así. Porque, imaginemos que los sondeos siguen diciendo que el presidente del Gobierno es más impopular aún que, pongamos, Cayo Lara, y que su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, le duplica en el aprecio ciudadano. E imaginemos que triunfan algunas conspiraciones internas que pretenden convencer a la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, de que se presente a las primarias frente a Sánchez y que le gane.

 ¿Qué ocurriría entonces? Pues eso: que quienes, desde la pura cábala política, andan sacando bolas de cristal y presentan el duelo por la presidencia entre dos mujeres, acertarían. Claro que mucho decir es eso en estos momentos. Entre otras cosas, porque ni yo creo que Rajoy vaya a tirar la toalla, digan lo que digan las encuestas, ni me parece que la inteligente Díaz vaya a abrir un cisma -porque eso sería que se presentase a las primarias-en el PSOE. No están las cosas para esos experimentos, me parece, cuando la amenaza de un desgobierno tras las elecciones -desde luego, tras las municipales, en muchas localidades--, con el fantasma de Podemos rondando por las esquinas, es un hecho. Más bien, me inclino, por mucho que ambas partes lo descarten, a mi juicio con excesiva precipitación, por un Gobierno de gran coalición allá por comienzos de 2016. ¿Política ficción? No me hablen de política-ficción quienes jamás pensaron -pensamos-que una formación surgida casi de la nada, sin programa definido, sin líderes conocidos más allá de algunas tertulias televisivas, iba a colocarse en apenas diez meses a la cabeza de la intención de voto de los españoles.

 Viene todo esto como desarrollo del titular, dedicado a la 'generala Sáenz de Santamaría', precisamente el día en el que, coincidiendo con su visita a Herat, se renuevan los rumores que insisten en que no faltan quienes quieran destinar a la vicepresidenta a la candidatura del PP para la alcaldía de Madrid, hipótesis que me sigue pareciendo la menos pensable de todas, y por ello precisamente acaso verosímil en este país del surrealismo. Claro que ya solamente la 'batalla de Madrid' que nos viene tiene suficientes componentes surrealistas como para inspirar a Breton, a Dalí, a Magritte y a toda la cohorte enumerable de artistas de lo imposible. Ya digo: menudo 2015 nos espera. Surrealismo puro a raudales.
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