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El futuro geopolítico del mundo: petróleo y gas de esquisto

El futuro geopolítico del mundo: petróleo y gas de esquisto

Por Bernardo Rabassa
martes 09 de diciembre de 2014, 14:06h
El gas de esquistos bituminosos, parecía haber logrado el milagro de conseguir, como lo han hecho en USA donde ya cubre el 30% de sus necesidades energéticas, reducir el uso del  petróleo, pues su extracción es mucho más barata y aunque digan los ecologistas, no es contaminante, pues se extrae a 3000 m de profundidad, muy por debajo de la capa freática y en su consumo no produce CO2. Gas de esquisto (shale gas) es uno de tres tipos de yacimientos inconvencionales, obtenidos de pizarra situada profundamente bajo la superficie de la tierra. Estas rocas se caracterizan por baja permeabilidad, por eso el gas de esquisto requiere métodos de extracción más compuestos y técnicamente más avanzados. 

La técnica de extracción de gas de esquisto, simplificando, consiste en aprovechamiento de perforaciones horizontales en la roca de esquisto y en llenar la fractura obtenida con mezcla de agua, arena de cuarzo y accesorios químicos que causa fracturas en las rocas que permiten la salida del gas. El problema es que solo compite sobretodo  con el petróleo y con el gas natural en el precio, de forma que si se baja como  ya se ha bajado el precio del petróleo, puede frenarse la tendencia en invertir en perforaciones pues es abundante en casi todos los países. La energía barata es la nueva mano de obra barata según Robert Tornabell, y a mi juicio, puede sustituir en la Geopolítica mundial, al avance de China y la India, pues allí donde haya energía barata allí irán las inversiones, normalmente a USA, que ya tiene muy desarrollado su potencial extractivo, pues la bajada del precio del petróleo, frenara las nuevas inversiones, en prospección del gas de esquisto. Ahora el precio esta en 69,26 $ el barril, cuando normalmente andaba por encima de los 100-110. Arabia Saudi y Rusia que son los principales productores, son también los principales perjudicados especialmente con Irán y Venezuela que necesitan precios de 140, y 121 para cubrir el presupuesto, Rusia necesita con ellos un precio mayor ya que no son amigos de USA y de arabia Saudi que necesitando venderlo a 93, puede permitirse el lujo de por mantener mercado aceptar bajos precios, con tal de que no prolifere el Gas de Esquisto. 

     Europa es el segundo mayor mercado de gas de esquisto en el mundo. Desgraciadamente, en comparación con los demás continentes, sus recursos de gas de esquisto son mucho más escasos. En total, los recursos de esta materia prima que alcanzan aproximadamente 15,5 bln m3 podrían satisfacer la demanda de gas en Europa durante unos 30 años. Si el gas de esquisto cubriera ¼ del consumo europeo de gas, sería suficiente para más de 100 años.

    Las compañías de hidrocarburos no convencionales de EE UU buscan repetir su gesta en Europa tras protagonizar en su país la mayor revolución energética de las últimas décadas, la del gas de esquisto (shale gas, en inglés). Dentro de sus planes entra España, que se presenta como uno de los potenciales productores del continente dadas las reservas que se sospecha que el país posee. Según un estudio de Gessal, que evaluó el potencial de los llamados "recursos prospectivos" no convencionales, España alberga en torno a los 2.000 billones de metros cúbicos, una cifra similar al consumo actual de gas durante 70 años

      De momento, el Ministerio de Industria ha concedido unos 70 permisos de exploración, la mayor parte para el gas de esquisto. Otras 56 licencias están en cola de espera. Este flujo de solicitudes, que se inició hace cuatro o cinco años, se ha acelerado en 2013. Entre las 10 o 12 empresas más activas hay firmas españolas como Repsol, Cepsa o Hidrocarburos de Euskadi (EVE), grupos norteamericanos como BNK y Heyco Energy, las británicas Spectrum Geo y Cairn Energy o la irlandesa San Leon, la mayor empresa de Europa en su sector.

         Para España, el principal interés del gas de esquisto sería el de reducir la factura petrolera. Pablo Royo, autor del informe de Deloitte sobre "el impacto de la exploración de hidrocarburos en España", explica que "el efecto de la explotación mediante fracking [técnica de fracturación hidráulica para extraer gas y petróleo del subsuelo] sobre la balanza comercial sería de unos 40.000 millones de euros al año en 2040". El impacto positivo sobre el PIB tampoco sería despreciable. "Empezaríamos con un impacto probable (aunque optimista) del 0,2% sobre el PIB en 2020 para subir al 1% en 2030 y al 4% en 2040". A escala micro, el principal beneficio sería para las zonas afectadas, o beneficiadas, según se mire, especialmente autonomías y municipios. Aparte de poder cobrar una retribución de las compañías, "los ayuntamientos", apunta Hernando, "obtendrán ingresos también por las licencias de obras y los terrenos".

     Los particulares que, al contrario de EE UU, no tienen en Europa derecho sobre su subsuelo podrían vender sus terrenos (o parte de ellos) a las compañías productoras. Lo más interesante, según explica la directiva de ACIEP, es que "ello supondría una gran contribución a las economías locales, empresas de construcción, hostelería, transporte, especialmente durante la fase de explotación". Luego está el tema del empleo. Royo, de Deloitte, explica que "entre 2030 y 2035, el sector prevé crear en España unos 15.000 empleos directos y hasta 200.000 indirectos". Esto explica que muchos sindicatos y asociaciones profesionales, desde ingenieros de minas hasta geólogos, estén apoyando la implantación del fracking en España. Julio Barea, experto en fracking de Greenpeace España, reconoce que "las federaciones de industria de UGT y CC OO se han manifestado a favor". No obstante, la técnica también ha hallado una fuerte oposición. "Cuatro comunidades", explica Barea, "Cantabria, La Rioja, Navarra y Cataluña, han aprobado leyes autonómicas prohibiendo el fracking". Cantabria le ha retirado incluso el permiso de investigación a BNK, que le había sido concedido en 2009. El sector no está alarmado por los focos de oposición básicamente porque la tendencia dominante en la UE, incluso en las directivas de Bruselas, es la de impulsar el fracking. "Y muchas autonomías son favorables", apunta Margarita Hernando, "como es el caso del País Vasco o Castilla y León". Estas dos regiones son parte de la llamada Cuenca Vasco Cantábrica, que concentra más de la mitad de los probables recursos de gas esquisto en España. De hecho, España es ya el tercer país de Europa en número de permisos concedidos, solo por detrás de Polonia (el pionero y con 60 pozos ya perforados) y de Reino Unido. Muñoz dice que "para el Gobierno británico de David Cameron, el gas esquisto es estratégico". ¿Y para el Gobierno español? "Está claramente a favor", responde, "pero es necesario que se involucre más y cambie leyes y procedimientos para que lleguemos a la fase de exploración más rápida". Todo ello, suponiendo que no nos convenga comprar petróleo o gas natural más barato, ya somos el sexto país que más compra en el mundo, y la bajada del precio puede insuflar el 0,4 al PIB, lo que nos dejaría retrasados en la carrera, por inversiones industriales productivas, solo posibles con energía barata y en España es de las más caras del mundo. Quienes llevan las de perder,  como decíamos al principio son Rusia, Venezuela e Iran. ¡Aviados van!

 BERNARDO  RABASSA ASENJO
PRESIDENTE DE COFIFARM IBÉRICA Y DE LA UTE CEBR-MULTIMÉDICA-QINDICE PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES. MIEMBRO ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013 DE FORO EUROPA 2001
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