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¡Los rios bajan turbios!

¡Los rios bajan turbios!

Por Pascual Hernández del Moral.
martes 02 de septiembre de 2014, 10:41h
Ahora, que se están acabando las vacaciones, hablarles de lo oscuro que se presenta el porvenir, sobre de ser de mal gusto, es de mal agüero. Pero las noticias que corren por los medios no permiten ser optimistas.
 
Hay dos frentes abiertos:
 
Uno, el de los islamitas fundamentalistas, alimentados por los emiratos del golfo, ricos y complacientes con los radicales; son estados gamberros que buscan desestabilizar el mundo, y no sólo el occidente europeo. Tienen la absoluta seguridad de que ningún estado del occidente, europeo o americano, les hará frente, ni siquiera de palabra, porque tienen la llave del petróleo. Y se permiten ser complacientes con el Estado Islámico y los asesinos que lo conforman. No sabemos a ciencia cierta quiénes son los del EI, aparte de Abu - Beker al Bahdadi, ni dónde están, por lo poco preciso de la zona en la que se mueven (entre Siria, Irán e Irak). Así, resulta una entelequia de enemigo del que se sabe muy poco, nada que permita enfrentarse a él militarmente. Solo unos drones podrían vigilar sus movimientos.
 
Y, atención, ya no están tan lejos de occidente, sino que están entreverados en las sociedades occidentales. Poco a poco, desde el 2004 en que absorbieron a Al Kaeda, se van acercando a la costa del Mediterráneo (el Levante lo llaman ellos) con la intención de incorporar todos esos estados a su Califato. No quiero ser agorero, pero los resultados de las primaveras árabes en el norte de África, y los asesinos de Boko Haram en Nigeria, no auguran nada bueno, si se incorporan al Califato (menos mal que, por ahora, Boko Haram también ha declarado un "Califato" propio, y eso puede retrasar la unificación). La guerra religiosa, el integrismo islámico, el odio a lo occidental y el apoyo de sus masas hacen a estos movimientos altamente peligrosos. Ya se han atrevido a amenazar a Europa, a la que un jeque ha avisado de que en dos meses Europa podría ser atacada (un yihadista  ha hecho público su deseo de conquistar España), y en cinco meses pueden llevar a América su odio y violencia.
 
Además, por si fuera poco, en los medios de comunicación social se advierte una cierta admiración por los integristas, y un sí es no es, de extraño complejo de culpa... no sé de qué, que lleva a algunas mentes brillantes a achacar la situación actual a los integrantes de la "foto de las Azores". Podían haberse ido un poco más allá, y echarle la culpa  a don Pelayo, que inició la Reconquista de la península ibérica, o a Alfonso VIII el de las Navas, que abrió Andalucía, esa tierra que tanto desean conquistar, a los cristianos.
 
El otro frente, un foco que puede estallar en cualquier momento y crear un gran problema en el mundo, es la situación de Ucrania, y la invasión rusa de su territorio. Estamos en las fechas conmemorativas de la ocupación de Polonia por los alemanes de Hitler y por los comunistas de Stalin, al unísono, tras la firma del pacto de no agresión germano-soviético de 1939. Rusia vuelve a las andadas porque considera que Crimea es su salida natural al Mediterráneo y la sede de su flota en aquel mar, y que la antigua república soviética es "su territorio" natural. Nunca tolerará que entre en el Mercado Común y mucho menos en la OTAN. Ya se le aplicaron sanciones económicas por el "apoyo" a los pro-rusos de Donetsk, que acaban de recibir sin pelea el aeropuerto de Lugansk. Y las sanciones impuestas se han vuelto en contra de nosotros, porque ya no compran nuestra fruta. Y han avisado de que ellos tienen armamento nuclear. Y por si fuera poco, tienen la llave del gas que puede hacer aterirse prácticamente a toda Europa (menos a España, que lo compra a Argelia, gracias a una gestión de Alfonso Guerra, muy criticada en su tiempo) en el próximo invierno.
 
Tentémonos la ropa. Los Estados Unidos ya no son los garantes de la paz y la seguridad "del mundo". Llevan haciéndolo desde principio del siglo pasado, y, aparte de los beneficios económicos que la plutocracia (no sólo norteamericana) ha obtenido, el pueblo americano tiene conciencia de que los "progresistas" europeos los malquieren, unos progresistas que parece que prefieren antes a los yihadistas o a los comunistas de Putin que a ellos. Y Europa no existe, no es nadie: Inglaterra, Francia, Alemania, España... son incapaces de articular una respuesta efectiva ante avance de los integristas o ante la Rusia de Putin.
 
Son dos grandes problemas que pueden llevarnos a una situación muy delicada, ahora que se cumplen cien años de la guerra del 14, y 75 años de su continuación, que llamamos Segunda Guerra Mundial.
 
Si los dirigentes no espabilan, que Dios nos coja confesados, porque los ríos bajan turbios.
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