El hombre acusado de acribillar a balazos a otro, en Torremolinos, niega los hechos

El hombre acusado de acribillar a balazos a un joven de nacionalidad argentina tras discutir en la localidad malagueña de Torremolinos ha negado hoy los hechos durante su declaración en el juicio.

El fiscal mantiene que el procesado asesinó a tiros a la víctima, a la que había ido a buscar a la casa en la que convivía con su madre en Torremolinos, y pide que sea condenado a 18 años y medio de prisión por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas.

El acusado ha asegurado al jurado popular que él no vivía en Torremolinos y que en la mañana que ocurrieron los hechos estaba dormido en su vivienda, ubicada en la barriada malagueña de Campanillas, porque la noche anterior estuvo de fiesta.

Además, ha asegurado que es domador de caballos, que no conocía a la víctima, y que tras levantarse tarde tenía que ir a montar un equino para un cliente.
El ministerio público mantiene que, tras el crimen, el acusado huyó con su madre a una barriada malagueña, donde se escondió durante cuatro meses en una vivienda comunicada con la de su primo por un patio interior, para poder eludir la acción de la justicia.

Debido a ello, en la calificación provisional también se acusa al primo de acusado por un delito encubrimiento y se le pide un año y seis meses de cárcel.
El primo ha negado el delito de encubrimiento y ambos acusados han asegurado que el primero nunca huyó de la justicia, que hacía una vida normal y que entraba y salía sin problemas.

El crimen fue cometido el 28 de junio de 2012 sobre las 8.00 horas cuando la víctima, de 22 años, se desplazó hasta la vivienda del procesado.

Por causas que no se determinan en el escrito acusatorio, en un determinado momento se produjo una discusión y el acusado presuntamente con un arma de fuego, que no ha sido hallada, disparó reiteradamente a la víctima desde la terraza existente en la planta superior del domicilio, haciéndole caer sobre el suelo de la vía pública.

Como consecuencia de los disparos, el joven falleció a consecuencia de las doce heridas producidas por cinco disparos.
El ministerio público subraya que el acusado carecía de las licencias o permisos necesarios para la tenencia de armas de fuego y, en particular, para la tenencia de una pistola apta al calibre nueve milímetros parabellum, con la que efectuó los disparos.

Tras el crimen, el procesado abandonó el lugar con su madre y no pudo ser detenido hasta el 19 de octubre de 2012, cuando fue sorprendido en una vivienda que comunicaba con la de su primo, que lo había presuntamente acogido para ayudarles a eludir la acción de la justicia.