red.diariocritico.com
Los sefardíes o judeo-españoles

Los sefardíes o judeo-españoles

Por Bernardo Rabassa
domingo 22 de junio de 2014, 16:39h
En España, utilizamos el término sefardí para referirnos a a los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica a finales de la Edad Media, que en su diáspora formaron comunidades en diversos países de Europa, el Mediterráneo Oriental y el Norte de África. Por ello para los sefardíes Sefarad es España, es decir que se consideran españoles. Puede considerarse que la diáspora sefardí empieza ya a finales del siglo XIV, cuando la oleada de asaltos a juderías y matanzas de 1391 -y las subsiguientes conversiones forzadas-impulsaron al exilio a un cierto número de judíos, que se refugiaron mayoritariamente en las comunidades judías que ya existían en el Norte de África e Italia.

La expulsión de los judíos de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos en 1492 arrojó fuera de estos reinos a un contingente de cerca de cien mil judíos, que fueron a asentarse en algunos lugares de Europa (Italia, el sur de Francia o Portugal), en el reino de Marruecos, o en las tierras del Mediterráneo Oriental que pertenecían al entonces pujante y extenso imperio otomano. En 1497 se expulsa a los judíos del reino de Navarra. A raíz del matrimonio del rey don Manuel I de Portugal con la infanta Isabel de Castilla, hija de los Reyes Católicos, en 1497 se decretó la expulsión de los judíos de Portugal, que al final no se ejecutó como tal expulsión, sino que se concretó en una masiva conversión forzada en 1498.

Muchos de los convertidos (cristãos novos o cristianos nuevos) mantuvieron a escondidas la práctica de la religión de sus mayores, cosa que fue posible en gran medida porque en Portugal no actuó la Inquisición hasta 1540. Estos conversos criptojudíos (con frecuencia llamados despectivamente marranos) fueron, a su vez, el germen de comunidades sefarditas en los Países Bajos, en Inglaterra, en Hamburgo, en ciudades italianas como Ferrara o Ancona, o en las colonias portuguesas y holandesas de América; a lo largo de los siglos XVI y XVII, algunos conversos abrazaron abiertamente el judaísmo y se integraron en las comunidades sefarditas de Marruecos o del Oriente Mediterráneo.

Los sefardíes que tienen incluso publicaciones periódicas en judeo-español, tienen una gran añoranza de su tierra de origen y como me ocurrió a mí con un sefardí en Jerusalem, se quejaban amargamente de haber sido expulsados, y se consideraban robados e incluso pensaban en el regreso guardando las llaves de sus casas antiguas en España.

El hermanamiento de mi club rotario de Ptª de Hierro con el de Jerusalem ayudó a tender puentes entre España e Israel en 1989, cuando yo era presidente del mismo y amigo de Shlomo.Ben Ami Ministro de Exteriores, antiguo embajador en España, en un momento de distanciamiento por la causa árabe.



Según Eli Cohén ¿por qué España otorga la nacionalidad a los sefardíes?, en un artículo en Esglobal comenta "Desde finales del siglo XIX, los sucesivos gobiernos españoles han ido otorgando instrumentos legales a los sefardíes de todo el mundo para que puedan acceder a la nacionalidad española previa acreditación de "circunstancias excepcionales". Pero estas siempre han pecado de falta de concreción. La nueva Ley para conceder la nacionalidad a los sefardíes, a la espera de pasar el control legislativo, sigue, no obstante, planteando cuestiones que adolecen de indeterminación como, por ejemplo, la definición de sefardí o la vinculación a España de estas comunidades.



A la hora de verificar la pertenencia al colectivo sefardí, los apellidos suelen ser una de las pruebas principales, aunque no la única. Además de la vinculación a las tradiciones y a las costumbres sefardíes, que inequívocamente tienen relación íntima con la religión judía, también es fundamental haber conservado el idioma judeoespañol. El ladino -y sus derivaciones como la haketía- es un dialecto que mezcla hebreo y español, hablado en países no hispanoparlantes como Grecia, Turquía o Israel, y que ha sido transmitido de generación en generación desde hace más de 500 años. Actualmente lo hablan, si atendemos a la estimación de la propia UNESCO, unas 100.000 personas solamente en Israel. Estas características las ostentan, según las cifras más serenas expuestas el año pasado por el experto demógrafo Sergio della Pergola, alrededor de 2.200.000 personas en todo el mundo, existiendo el más importante núcleo de población en Israel, así como en Sudamérica, Canadá, Francia o Turquía.



Tras el anuncio del ministro de Justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón, el pasado 7 de febrero, de la aprobación del anteproyecto de Ley para agilizar la concesión de la nacionalidad española a los sefardíes, los consulados españoles en Israel -y en menor medida en Turquía y Venezuela- se colapsaron. Durante la Segunda Guerra Mundial diplomáticos españoles como Ángel Sanz Briz o Sebastián Radigales salvaron de los campos de exterminio, según las estimaciones de Haim Avni, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, a unos 40.000 judíos alegando a las autoridades nazis que eran sefardíes, y por tanto, protegidos de España. En 1968, tras la Guerra de los Seis Días, España concedió la nacionalidad española a 110 judíos egipcios que habían sido apresados por el gobierno de Gamal Abdel Nasser, y durante la Guerra de los Balcanes, el gobierno español también concedió la nacionalidad a 59 sefardíes de Bosnia-Herzegovina. Así lo sentenció el sefardí griego Isaac Alschen Saporta, en un discurso en el Ateneo de Madrid el 2 de diciembre de 1916:"Españoles fuimos, españoles somos y españoles seremos."



Los gobiernos españoles han querido resarcirse del "error histórico" de expulsar a los judíos y las motivaciones para ello han sido fundamentalmente históricas, morales y sentimentales". El mismo fin de semana que el gobierno anunciaba la aprobación del anteproyecto que nos ocupa, la Conferencia de Presidentes de las Comunidades Judías de EE UU, de visita en España, fue recibida con estas palabras del rey: "Nuestro país busca fortalecer más sus lazos sociales, culturales y emocionales con las comunidades sefardíes en todo el mundo y con las organizaciones judías como las que ustedes representan".

A este respecto, el líder de la Conferencia de Presidentes, Malcolm Hoenlein, transmitía el deseo de construir una alianza en el Mediterráneo en donde Israel y España jugaran unos papeles clave. Hoenlein lo explicaba así:"Buscamos la posibilidad de construir una alianza del Mediterráneo en la que España sería un pilar y en la que Israel lo sería también por otro lado. Esta nueva ley, en suma, es un movimiento inequívocamente inteligente.

Se cierra por fin un ciclo de más de 500 años resarciendo una injusticia histórica y a la vez se da un paso importante para conseguir un papel mediador y de peso en el Mediterráneo", eso en opinión de Eli Cohen, pero según la mía que soy mallorquín y que he tenido que soportar la cuestión "xueta" es doblemente importante, pues he vivido personalmente, la marginación de los descendientes conversos que, a lo largo de la historia, han conservado conciencia colectiva de su origen, por ser portadores de alguno de los apellidos, afectado por las condenas inquisitoriales por cripto-judaísmo en el último cuarto del siglo XVII, o por estar estrechamente emparentados con ellos.

Históricamente han sido estigmatizados y segregados, por lo cual, y hasta la primera mitad del siglo XX, han practicado una estricta endogamia. Hoy en día, entre 18.000 y 20.000 personas en la isla son portadoras de alguno de estos apellidos, e incluso algunos de ellos como Miguel Segura, el periodista amigo mío, han regresado a la fe de sus mayores y ha sido admitidos de nuevo en las sinagogas. Shalom Israel(La paz sea contigo, Israel).

BERNARDO RABASSA ASENJO ES PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES. COMMODORE OF IBERIA OF IYFR. MIEMBRO ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812
PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013 DE FORO EUROPA 2001.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios