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El neomarxismo de moda en USA, ¡Picketty!

El neomarxismo de moda en USA, ¡Picketty!

Por Bernardo Rabassa
domingo 11 de mayo de 2014, 14:54h
Me sorprendió, el pasado viernes, el candidato de Ciudadanos Javier Nart, en el Forum Europa del Hotel Ritz, sus afirmaciones filosóficas sobre las estructuras sociales de la India, China, Europa y USA, con sus tres clases sociales, de las que una era los plutócratas dedicados a la inversión y a la especulación, que habían pasado un 1% de la población de tener el 6% de la riqueza a más del 20%, la masa media, y los pobres de solemnidad que dependiendo de las áreas eran más o menos, entre el 20% y el 50%, lo que me pareció un tremendo avance de la desigualdad, similar a lo que ocurrión con el desarrollo industrial del S. XIX que propició la aparición de Karl Marx, Engels y en definitiva el comunismo, que en el Siglo XX ha llevado a la tumba a millones de personas asesinadas para alcanzar una igualdad que no se consiguió y que acabo con la caída del muro de Berlín, a partir de lo que el capitalismo provocó un enorme crecimiento de las economías, hasta que llegó la actual crisis. No sé que tendría esto que ver con las elecciones europeas pero me pregunté de donde provenían esas extrañas ideas neomarxistas, hasta que di, con un libro hoy de moda, en los USA "El Capital en el Siglo XXI" obra del francés Thomas Picketty, apoyado por Krugman y por Joe Stitglitz en una presentación el Graduate School de la City University en Manhattan, donde cosechó un tremendo éxito.



Empecé a dudar de que Picketty tuviera razón cuando Guy Sorman en un artículo de ABC de hoy titulado "Es a Marx a quien resucitan" dice: Piketty regala al lector miles de anécdotas y algunas estadísticas para convencernos de la degeneración del capitalismo.


Desgraciadamente para su tesis, la historia no la confirma, porque el capitalismo occidental desde hace dos siglos ha creado una inmensa clase media



KARL Marx tiene 43 años, es francés y acaba de publicar un compendio de ochocientas páginas que ha sido radiografiado por Antonio Quero diciendo : "¿Han sido los últimos treinta años una pesadilla neoliberal de la que la crisis nos ha despertado y, en cuanto la socialdemocracia recupere la iniciativa política, volveremos a la época dorada de crecimiento y reducción de las desigualdades del Estado social de mediados del siglo XX? Thomas Piketty responde negativamente. No es pesimismo o una conjetura sobre la impotencia de la socialdemocracia, es el resultado de un análisis pormenorizado sobre la evolución de la riqueza y las desigualdades en los principales países desarrollados en los últimos doscientos años. Los hechos son inapelables: el rendimiento del capital (r) ha sido sorprendentemente estable históricamente, en torno al 5 %, mientras que la tasa de crecimiento (g) ha oscilado entre el 1 y el 1,5 %. El crecimiento entre el 3 y el 5 % de las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial es una excepción. En estas condiciones, donde r>g, los patrimonios tienden a acumularse a un ritmo mayor del efecto redistributivo del crecimiento por el aumento de la producción y los salarios, generándose desigualdades crecientes que, en los últimos años, han superado el pico de desigualdad que se produjo justo antes de la Primera Guerra Mundial, cuando el stock de capital equivalía a entre seis y ocho años de la renta nacional total. Hicieron falta dos guerras mundiales y "el suicidio de los rentistas" entre las dos guerras (es decir, vivieron por encima de sus posibilidades en el sentido de que el gasto anual que les generaba su ritmo de vida era mayor que la renta que percibían de su patrimonio) para redistribuir las cartas y empezar casi de cero.



Tras la Segunda Guerra Mundial, precedida por la Gran Depresión y las políticas redistributivas que inspiró, el fuerte crecimiento de las economías en reconstrucción y expansión y la agresiva fiscalidad progresiva, con tipos marginales superiores de alrededor del 60-70 % en Europa y del 80-90 % en Estados Unidos, así como el acceso generalizado a la educación y los seguros por enfermedad, desempleo o vejez, aseguraron el acceso de las masas trabajadoras a un pequeño patrimonio, convirtiéndolas en clases medias. Si en 1913 un 10 % de la población acumulaba la práctica totalidad de la riqueza nacional, en la actualidad ese 10 % sigue poseyendo la mayor parte, pero ahora hay un 40 % que disfruta de un pequeño patrimonio, mientras que el 50 % restante cobra un sueldo o una prestación pero no acumula patrimonio y no deja casi nada a sus herederos. Esa emergencia de una "clase media patrimonial" es para Piketty la mayor transformación estructural del reparto de la riqueza en los países desarrollados. Con la ralentización del crecimiento y las rebajas fiscales de la revolución conservadora de los años 1980, la clase alta patrimonial vuelve a emerger: el patrimonio del 10 % más rico crece exponencialmente mientras que el del 1 % más rico lo hace estratosféricamente. La perspectiva para el siglo XXI, una vez que las economías emergentes hayan alcanzado la madurez y la población mundial se estabilice, es una tasa de crecimiento del orden del 1 ó 1,5 %, mientras que el rendimiento del capital seguirá en torno al 5 %. La implicación evidente es que el reparto de la riqueza acentuaría su senda divergente hasta alcanzar cotas social y democráticamente inaceptables.



El primer axioma que se derrumba a la luz de los datos de Picketty es el de los rendimientos decrecientes de Ricardo, que serviría a Marx, aplicándolo al capital, para predecir la crisis del capitalismo por la caída de los rendimientos del capital a medida que éste se acumula. Otro mito que se derrumba es la visión optimista de Kuznets de una reducción de las desigualdades a medida que el desarrollo económico y humano avanza. La pesadilla es que según Sorman, a cuya critica me adhiero, es que como libro es mimético por su titulo con el de Marx, aunque Krugman le defiende, diciendo que no se le puede calificar de marxista, pues sería equivalente a no leerlo en los USA, además la aristocracia del dinero, en lugar de transmitirse se ha renovado sistemáticamente, y además no se han hecho con el poder, porque algunos acontecimientos como las guerras y la revoluciones tienen de redistribuir las riquezas. Picketty no acaba de ser del todo marxista, pues nos ofrece una redención terrenal para la reforma del capitalismo, un impuesto confiscatorio mundial sobre el capital. Gracias a ello, los empresarios seguirán creando riqueza sin ser nunca rentistas, lo que a mi juicio es una barbaridad, porque si no se pudiera acumular capital, desaparecería el estimulo a crearlo. Además está demostrado que cuando se es demasiado igual se tiende a no tener estimulo para crear riqueza, como pasó en Escandinavia y en Gran Bretaña en 1960. Además, se le olvida a Picketty la Innovación y la I+D+i . Bill Gates es un ejemplo, Picketty cree que los humanos como lo hizo Tocqueville estamos dispuestos a perder libertad a cambio de igualdad, lo que es parcialmente cierto, pues como Hobbes pienso que "homo homini lupus" y no como Rosseau que nacemos buenos y es las sociedad que nos malea. Lo siento por Picketty y por Nart, pero no es cierto que cada vez haya más desigualdad,. Eso si, hay bolsas de pobreza creadas porque los parados "sobran" y "sobran" porque los salarios están regulados y subvencionados. ¡No puede nadie pretender que un empresario, luche por su riqueza y no lo haga por la de los demás!. Es egoísta ¡logico!

BERNARDO RABASSA ASENJO es

PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES. COMMODORE OF IBERIA OF IYFR. MIEMBRO ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812
PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013 DE FORO EUROPA 2001
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