La "mancha negra" es a los cítricos lo que el "picudo rojo" a las palmeras, y si llega a la Unión Europea causará la muerte de la citricultura española y comunitaria
martes 29 de abril de 2014, 17:45h
Estos momentos iniciales de la
campaña de recolección de cítricos de Sudáfrica son claves para establecer las
reglas de juego y para impedir que el contagio de la guignardia citricarpa o mancha negra a las huertas europeas. Por
ello, desde ASAJA-Sevilla instamos al
Comité de Sanidad Vegetal de la Unión Europea a que, en su reunión de hoy,
atendiendo al informe de la Autoridad Europea de Sanidad (EFSA) y a las
peticiones de los citricultores europeos impida la entrada de cítricos de Sudáfrica
contaminados y establezca un protocolo más estricto que, de manera automática y
a partir de la sexta interceptación de naranjas contaminadas, obligue al cierre
de la frontera comunitaria y prohíba nuevos envíos.
El presidente de ASAJA-Sevilla y
vicepresidente del COPA, Ricardo Serra,
ha multiplicado sus contactos en Bruselas y se ha reunido, entre otros, con el
director general de Comercio de la UE, Jean
Luc Demarty, y con el director general de Agricultura, Jerzy Plewa, a quienes les ha reiterado la necesidad de establecer medidas más contundentes, que tal y como
pone de manifiestos el informe de la EFSA, contemplen
el cierre de la frontera comunitaria a las importaciones de cítricos desde
Sudáfrica en tanto en cuanto las instituciones comunitarias no verifiquen por
sí mismas y en origen -y no a través de la palabra de la administración de
ese país- la mejora de la situación
fitosanitaria de ese territorio.
En esta misma línea ASAJA se ha
venido reuniendo con la anterior secretaria general del MAGRAMA y titular desde
ayer del Ministerio de Agricultura, Isabel
García Tejerina, y con el director general de producciones agrícolas y
mercados, Valentín Almansa, quienes
han confirmado su voluntad de defender ante el resto de países comunitarios que
participan en el Comité de Sanidad Vegetal que se extremen las medidas para
impedir la importación de fruta contaminada.
Tal como ha
corroborado el informe de la EFSA, la fruta es vector transmisor de la plaga, por lo que la
propia EFSA confirma el riesgo de contagio de las plantaciones citrícolas
europeas a través de la importación de fruta contaminada desde Sudáfrica.
El dictamen, publicado a finales del pasado
mes de febrero, es taxativo en sus
rotundas, objetivas y desinteresadas conclusiones. En primer lugar
confirma que existe un riesgo de
contagio de las plantaciones citrícolas europeas a través de la importación de
fruta contaminada desde Sudáfrica, habiéndose comprobado que la fruta puede
ser vector de la plaga; y en segundo lugar, reconoce que las medidas paliativas introducidas por Sudáfrica hasta la fecha son
ineficaces. Es decir, la EFSA reitera en su dictamen las conclusiones y las
alertas que ya había hecho saltar anteriormente.
Desde ASAJA consideramos que sería una
irresponsabilidad imperdonable que la Comisión Europea minusvalorara o ignorara
este riesgo, máxime si tenemos en cuenta los pésimos precedentes de la
campaña de 2013 donde pese a que nos aproximamos a las 40 interceptaciones de
envíos procedentes de Sudáfrica con naranjas infectadas, tuvimos que soportar
la nula colaboración por parte de Sudáfrica, así como la ausencia de eficacia y
puntualidad de las medidas anunciadas.
La gravedad del riesgo, certificado ya por
la EFSA, obliga a la toma de medidas drásticas. Si se produce el contagio en
Europa, el arranque de hasta 500.000 Has de plantaciones citrícolas europeas
-dado que no se dispone de ningún tratamiento eficaz- obligaría a las
administraciones a sufragar unas indemnizaciones colosales. Se trata de un
riesgo que amenaza a un sector que juega un papel social, medioambiental
y económico fundamental en regiones especialmente azotadas por el desempleo y
la crisis económica; a la garantía de abastecimiento de los consumidores
europeos y a las posibilidades de exportación hacia otros mercados que sí se
muestran inflexibles ante la mínima posibilidad de contaminación, como EEUU. Está en juego, finalmente, la credibilidad
de la Comisión y la eficacia de la política fitosanitaria comunitaria.