El peloteo de Gallardón a su suegro (ex ministro de Franco)

Lo más llamativo fue comprobar (una vez más) cuán animal político puede ser Gallardón. En plena resaca congresual, en la que él ha salido tan favorecido, ahora sale con unos cuantos pucheros (no digo yo que no sean sentidos) al hablar de su suegro. Hombre, Alberto, con permiso, la pelota hay que hacerla en la petición de mano, no después de tantos años de matrimonio. En fin, que vamos a pensar que la admiración es sincera y que todo lo dicho en el acto de presentación fue sincero.

Les explico y les pongo en antecedentes. El suegro de Gallardón es José Utrera Molina, que fue ministro de Franco tras la muerte de Carrero Blanco, época del tardo franquismo convulsa como pocas. Este buen hombre, y digo bueno porque parece que la unanimidad de cuantos lo conocieron así lo atestigua, escribió sus memorias políticas en 1989 con el nombre de Sin cambiar de bandera, bajo petición de Rafael Borrás, entonces editor de la colección  Espejo de España (Planeta). Borrás, de los mejores editores que ha tenido España (una ha sido editora y sus memorias han sido un ejemplo de cómo olfatear un buen libro, ¡poca broma!) tuvo el gran acierto de crear una colección que hoy día es una suerte de bibliografía para profesionales y aficionados a la historia reciente de nuestro país y, desde luego, contratar las memorias de alguien tan cercano a Franco fue, sin duda, de sus mejores éxitos editoriales. De hecho la primera edición de la reedición se agotó a las pocas horas de salir.

Gallardón, ya digo, se emocionó en la presentación, emoción que, lógicamente (tampoco vamos a estar llorando a todas horas) le duró hasta que empezó el cóctel. Precisamente en el cóctel pude departir con él y, muy en su línea (coño, con perdón, parece gallego) se escabulló como culebra ante mis inquisitorias preguntas sobre el congreso. ¿Periodistas a mí? (imagino que pensó)