¿Un abogado 'poco recomendable'?

Es el caso de EE, a quien esa presumida ‘deslealtad profesional’ de García Montes le ha costado 81.000 euros y que ha interpuesto una demanda contra quien hasta ahora defendía –mal, a lo que se ve—sus intereses, admitida por el Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid. Y no es la única persona que se ha dirigido judicialmente contra el hombre al que, al frente de un importante bufete, le encargó la gestión de sus bienes. Era lo que le faltaba a este peculiar personaje.
 

El ‘affaire García Montes’, abogado polémico donde los haya, un personaje que, junto con el encarcelado en Argentina Emilio Rodríguez Menéndez, mayores polémicas togadas ha suscitado en España en los últimos años, comenzó cuando la UDYCO (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) detuvo recientemente a un narcotraficante, que viajaba a bordo, como cuenta El Mundo de este domingo, de un lujoso vehículo que transportaba veinticinco millones de euros en su maletero. ¿Para qué llevaba tan abultada suma el miembro de una importante red de narcotraficantes? Para entregársela a su abogado, confesó el delincuente. En ese momento se abrieron diligencias por presunto blanqueo de capitales procedentes de la droga contra el tal abogado, que no es otro que Marcos García Montes.

Ahora, García Montes se enfrenta a una investigación muy seria, emprendida por un Juzgado de Vigo, que podía llegar a inculparle también de encubrir a los narcotraficantes mediante testaferros. Un gran problema que ha hecho que el letrado, con treinta y cinco años de ejercicio profesional a sus espaldas, un personaje que no desdeña la publicidad ni el papel ‘couché’, haya empezado a ser abandonado por no pocos clientes y amigos…y que muchos de los primeros empiecen a considerar, angustiados, qué pasaría si todo va a mayores y, por ejemplo, García Montes llegase a ser encarcelado. Un auténtico maremoto sacude los juzgados.

Atrás quedan los tiempos en los que García Montes se hizo célebre (y muy rico) interviniendo en asuntos como el asesinato de los marqueses de Urquijo, o en el ‘caso Rumasa’ como defensor de José María Ruiz Mateos. De él se sabía hace tiempo que pisaba el filo de la navaja defendiendo, más allá de lo razonable, a narcotraficantes. Pero también ha defendido a Rocío Jurado, a Concha Velasco, a varios toreros famosos y hasta, dicen a Belén Esteban, ‘la princesa del pueblo’. Todos ellos, claro, están ahora horrorizados de que se les relacione con el juguete roto.