La muestra incluye obras de grandes maestros procedentes de colecciones privadas y de los fondos del Museo del Prado y el Thyssen-Bornemisza
La muestra tiene su origen y se articula en torno a tres estudios preparatorios de Luca Giordano para el friso monumental dedicado a la batalla de San Quintín, del Monasterio del Escorial. Pintados al óleo sobre tela, estos bocetos reproducen de manera fiel el espíritu de la obra, para que el rey, Carlos II, pudiera aprobarlos.
En torno a esta pieza, el comisario, José Milicua, ha estructurado una exposición que permite apreciar la riqueza de este periodo: desde el barroco al rococó, el neoclasicismo y el romanticismo, con especial atención a la obra de Goya, que revolucionó el arte de su tiempo.
De Goya se presentan dos obras muy poco conocidas: Sacrificio a Vesta (1771) y Sacrificio a Pan (1771), que revelan el interés del artista por los temas mitológicos, a raíz de su viaje a Roma en 1770. Junto a estas piezas también se presenta un Goya clásico, el retrato de Asensio Julià.
Todos los pintores que se presentan en la exposición tienen en común que trabajaron para la corte; Corrado Gianquinto fue pintor de cámara de Fernando VI, pintó en el Escorial y en Aranjuez y ejerció una influencia decisiva sobre el joven Goya. En la muestra se exhibe una escena mitológica, Venus y Cupido, y un óleo de tema religioso: la Apoteosis de Santa Teresa.
Anton Raphel Mengs, igual que Giaquinto, llevó a cabo la mayor parte de su obra en la corte de Madrid y es una de las figuras principales del neoclasicismo. Se expone su autorretrato, de 1174-1777.
Otros artistas presentes en la muestra son Francisco Bayeu, Mariano Salvador Baellu, Luis Meléndez, Luis Paret Alcázar, Vicente López y los venecianos Giambattista Tiépolo y su hijo Lorenzo, maestros del rococó. Sus obras se podrán ver en Barcelona hasta enero de 2011.
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