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Juan Jaime Ramírez Osorio

Deportes sin censura

COPA LIBERTADORES.- Esta por demás el decir que las Chivas perdieron la final de este torneo en su casa, en estas competencias el peso de ser local debe imponer por encima de cualquier circunstancia, en las imágenes de televisión la afición del Inter de Porto Alegre nos dieron una prueba de lo que debe ser el apoyo hacia el equipo de su corazón, observábamos a gente adulta, niños, jovencitas, muchas mujeres y todo ese público arengando a su conjunto de ir por el triunfo.

Para los equipos sudamericanos ganar la copa Libertadores es más importante que ser campeones en su torneo de casa, por este motivo los se juega con tanta intensidad en la cancha refiriéndome a una absoluta concentración, a no dar por perdido ningún balón, a correr por todo el rectángulo verde y no confundir la garra con la agresión como al final lo hicieron los elementos mexicanos, el ver llorar de emoción a los del Inter nos deja claro lo valioso que es ganar esta competición, no iban a permitir que un equipo de fuera se la llevara.

Nos quedara la experiencia de una segunda final a la que llega un conjunto mexicano después de Cruz Azul, y creo que ahora sabremos que el apoyo de la afición va más allá que la inauguración de un estadio que si bien propio todavía era desconocida la cancha para el chiverío, que al llevar esto al “showbusiness” con costos del boletaje demasiado altos para los fieles rojiblancos dieron una pobre entrada para una final de Libertadores, si el Guadalajara en fases previas jugando en el Jalisco lograron un marcador cómodo que les permitió resolver su eliminatoria de visitantes y con su estadio lleno, ¿Qué necesidad de convertirlos en estrellas con la presentación de un estadio sin todavía identidad?  Vergara se equivoco cuando los trajo al Azteca y priorizo el negocio al futbol.

Y cuando me referí  a la intensidad del juego sale sobrando el “Bofo” que no logró ser el cerebro del equipo nunca tuvo peso no supo guiar a tanto joven para  conquistar esta final;  Omar Arellano ya no solo es un físico de cristal sino ahora también es de espíritu, la forma en que no apareció en el partido, como no lo ha hecho en la liga y la forma tan absurda que se hizo expulsar nos hace pensar que supera el éxito de un compañero como el Chicharito.  Héctor Reynoso empieza a no ser un buen ejemplo para los nuevos elementos confundiendo  una marca férrea con acciones de jugador de barrio.

Un aplauso para las fuerzas básicas del Guadalajara que esta experiencia de jugar una final de Libertadores les dejara más aprendizaje que regresar a enfrentar los Estudiantes Tecos y sus bonitos trajes.

El marcador es lo de menos se perdió en México se perdió en Brasil tenemos que superar esta pesada losa de no saber ganar los partidos importantes.

Porque superar al Saprissa, al Toronto, al Joe Public, o al Fas para convertirnos en los supremos de la CONCACAF nos dará un pase al mundial de clubes, pero no el prestigio internacional que ya nos hace mucha falta.


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