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"Todo el sistema institucional español chirría", afirma

Jordi Pujol cree que Cataluña no forma parte del planteamiento de España

El Estado no ha conseguido asimilar al país, sentencia el ex president

El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol opina que Cataluña "ya no forma parte del proyecto español" porque "España la margina y, por tanto, debe replantearse sus parámetros de actuación" y debe hacerlo "a partir de este momento". Estas declaraciones aparecen publicadas en una entrevista que el diario electrónico de la Fundació Catalunya Oberta, Catalunya Oberta, ha mantenido con quien fuera máximo mandatario del país entre 1980 i 2003.

El primer aspecto que se aborda en la entrevista es una sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto catalán que Jordi Pujol juzga negativa. Por un lado porque "el tema ha provocado un gran desgaste en Cataluña"; por otro, porque el Alto Tribunal "ha quedado tremendamente desprestigiado". En esta tesitura, recuerda Pujol que Zapatero pide respeto para el órgano legislativo porque es el corazón de la justicia para complementar la idea dando a entender que ese corazón tiene "una enfermedad congénita", que tal vez procure su "supervivencia" pero no evitará que esté "tocado y con problemas". Yendo más allá, el mítico presidente catalán advierte que "todo el sistema institucional español chirría" pero, de nuevo, enfatiza la disfunción cuando alude al TC porque lo hace "de una manera especial". Es por ello que, "Cataluña debe repensar su manera de actuar a partir de este momento". No dice cómo responder al TC, pero sí que recuerda que los catalanes "sólo tenemos deudas con nosotros mismos" y pone en el mismo saco a PP y PSOE porque "tenemos la convicción de que quieren acabar con lo que ellos denominan 'anomalía catalana'. Así pues, no podemos esperar comprensión real... Otra cosa son los golpecitos en la espalda". Aun inhibiéndose de la respuesta, eso sí, Pujol piensa que el pueblo catalán debe reaccionar con dignidad: esto es no dejarse llevar por cantos de sirena económicos y mantener la "dignidad y la defensa de unos valores".

Contextualizando sus palabras, Jordi Pujol afirma, además, que el pacto de la Transición está "en crisis total" por lo que se refiere a su vertiente de "pacto territorial y de autonomías" y recuerda que el mismo no era una concesión, en los años setenta, "por mucho que esto se afirme ahora", dado que en aquel momento lo que imperaba era "un estado de ánimo" resumido en "una fe en la libertad y la democracia". A los escépticos, el president Pujol les recuerda que eso "existió" y que, aunque se diera la posibilidad de que los catalanes, en aquel momento, fueran "tontos", ellos -refiriéndose a los españoles- actuaron "con mala fe".

Ahora -prosigue- estamos en un momento de "involución", aunque deja un resquicio de luz a la esperanza recordando que España, a pesar de sus ingentes esfuerzos, no ha conseguido "asimilar" a Cataluña como sí hizo la Francia centralizadora con sus territorios díscolos. Y eso que, según recuerda el entrevistado, la involución autonómica casi de empezó a producir desde el momento en que la idea empezó a difundirse. "En diciembre de 1980, el ministro Rodolfo Martín Villa ya me dijo que el tema de las autonomías debía ir en retroceso", recuerda Pujol. Aun así, añade que "conseguimos avanzar por capacidad de presión como país y a nivel político", para comparar con una situación actual en que "hemos perdido fuerza. En los últimos tiempos, el país no ha funcionado". Pero, llegados a este punto, el presidente de referencia de una amplia capa de la sociedad catalana vuelve a recordar que su país tiene "actitud y valores. Una tradición económica sólida, una considerable capacidad de iniciativa civil, proyección internacional, voluntad de ser, tradición de buena convivencia, un ascensor social que funciona, y los valores del trabajo y esfuerzo personal". En consonancia con todo lo expuesto, Pujol opina que los catalanes precisan "una clase política ni irritada ni exhibicionista, ni frívola ni adicta al poder por el poder ni adicta a la casta. Que tenga ganas de avanzar y se libere de la cultura del 'no'".

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