Mientras el debate en la Comisión General de las Comunidades Autónomas trascurría sin grandes novedades y con las lógicas llamadas del presidente Montilla a la urgencia de renovación de la alta institución “perdida en un laberinto”, los dirigentes del PP y del PSOE se cruzaban mensajes invitándose mutuamente a desbloquear la situación.
La encargada de salir a la palestra por parte del PSOE fue la portavoz del Senado, Carmela Silva, quien en declaraciones de pasillos se mostraba dispuesta a que se reúna mañana mismo la Comisión de Nombramientos del Senado con el fin de elegir a los magistrados que han agotado su mandato, es decir, dos candidatos de su partido y otros dos propuestos por el PP. Silva dejaba entrever que su partido está dispuesto a votar a favor de los magistrados conservadores que proponga el PP si con ello se da por zanjado el asunto que tiene paralizada la institución desde hace más de cuatro años, lo que supondría de inmediato el desbloqueo de la renovación del alto tribunal, que podría tener una nueva composición en el plazo de un mes.
En Génova no se fían
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Pero, minutos después, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, le respondía en rueda de prensa desde la sede de Génova. Y lo hacia mostrando una desconfianza absoluta hacia las palabras de Silva y acusando a Zapatero de admitir con esa propuesta que él ha sido el causante de que el Constitucional esté paralizado.
Cospedal, no obstante, envolvió su respuesta con un inicial “no nos vamos a oponer” a la renovación, para a continuación matizar que ellos siguen manteniendo que antes que nada debe hacerse pública la sentencia del Estatut, bloqueada por la falta de consenso entre los magistrados del alto tribunal, entre ellos la propia presidenta, Maria Emilia Casas.
Montilla urge a su renovación
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Así que, tanto los socialistas como los populares vuelven a las andadas y todo apunta a que dejarán de nuevo en suspenso cualquier posibilidad de renovación del Constitucional por muchos llamamientos y buenas palabras que se escucharon por la mañana en el pleno monográfico que se celebró en el Senado y que tuvo como protagonista a Montilla y al vicepresidente tercero de Política Territorial del Gobierno de Zapatero, Manuel Chaves.
La sesión, celebrada en la Comisión General de las Autonomías, despertó la máxima expectación dado que era la primera vez que se hacía con traductores. Siete profesionales que trasladaron el catalán, gallego, vasco y valenciano de los discursos de los representantes autonómicos al castellano. La fórmula costó en total a la Cámara cerca de ocho mil euros por una sola jornada, sumando los 507 euros de sueldo por barba, más 0,19 céntimos por cada kilómetro de desplazamiento, y 180 euros de dieta.
Notables ausencias
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A la sesión faltaron todos los presidentes autonómicos del PP y varios del PSOE, así como el dirigente de CiU, Artur Mas, que dio plantón a Montilla con el consiguiente enfado del PSC y de los socios del tripartito
La intervención inicial de Montilla fue un poco caótica ya que hubo mementos en los que el honorable habló en gallego y euskera, y otros en los que por algún ‘fallo’ técnico o humano, no fueron traducidas sus palabras tras continuar su discurso en su propia lengua.
En tono tranquilo y sosegado, presidente de la Generalitat pidió “respeto” para Cataluña y alertó de que una sentencia que cercene el Estatuto podría “poner en peligro la relación de Cataluña con España”, algo que ya ha dicho en otras ocasiones. Montilla sostuvo que el tribunal “ha fracasado” en su objetivo de dictar sentencia sobre el Estatut de Cataluña y aseguró que se encuentra "perdido en un laberinto" con la posibilidad de acabar lastrando también al conjunto del país”.
Por su parte, el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, insistió también en la necesidad de la renovación mientras el resto de los representantes autonómicos se mostraban favorables a que se zanje de una vez por todas la polémica, aunque dando sus diferentes posiciones políticas.
La ‘incendiaria’ intervención de Granados
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Pero, si la tónica general del debate había sido hasta ese momento unas intervenciones ‘tranquilas y sosegadas’, la del Consejero de Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, Francisco Granados, logró que los dirigentes catalanes del tripartito se rebulleran en sus asientos. Y es que Granados consiguió soliviantarles con sus arremetidas, encendidas e ‘incendiarias’, pero no solo a los miembros del Govern de Montilla, sino también a muchos diputados catalanes que habían acudido al Senado seguir el debate, entre ellos, Carod Rovira.
El consejero madrileño comenzó lanzado un primer ‘misil’ al PSOE - y por ende al PSC- al que reprochó “el gallinero” que tienen montado en torno al Estatut y a la renovación del Tribunal Constitucional. Granados fue breve pero no desperdició ni uno solo de los diez minutos que tenía asignados para hablar en la tribuna. Lo primero que dijo es que con su intervención podían haberse ahorrado las demás del PP, ya que “todos pensamos lo mismo”, mientras el PSOE tiene múltiples posturas y no saben por dónde coger este embrollo.
Después criticó que “con la que está cayendo” los dirigentes autonómicos estén “perdiendo el tiempo” en estas discusiones sobre el retraso de la sentencia del Estatut y la renovación del alto tribunal. “Yo creo que no podemos permitirnos este lujo”, sentenció el enviado de Aguirre.
Las mentiras de Zapatero
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A Rodríguez Zapatero le llamó reiteradamente “mentiroso” y le acusó de haber engañado a todos por incumplir varias de sus promesa: la que hizo a los partidos catalanes de que respetaría la reforma estatutaria que fuera aprobada por el Parlamento; el haber dicho que el texto iba a ser “pulido” en el Congreso para que fuera ‘constitucional’, cuando no fue así; y, también por incumplir el pacto al que se comprometió hace años para renovar el Constitucional , acuerdo que, según el PP, fue el PSOE el que rompió.
“Todos estamos de acuerdo en que hay que renovar el Constitucional”, enfatizó Granados, mientras lo murmullos de protesta de los dirigentes del tripartito se hacían patentes desde los escaños de la sala. Pero, seguidamente, el madrileño ‘retó’ a los demás partidos a aceptar a los dos magistrados que proponga el PP junto a los otros dos del PSOE como fórmula para desbloquear el asunto. “Acepten los dos nombres que hemos propuesto los presidentes del PP de manera autónoma y soberana, acéptenlos porque no van a tener más remedio que aceptarlos”, sentenció en tono retador.
Pero Granados también arremetió contra el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, al que reprochó con dureza su asistencia al debate ya que “tiene cinco millones de razones – en alusión a la cifra de parados- para estar atendiendo otras cosas”. A Granados le aplaudieron a rabiar los representantes del PP que asistieron al debate.
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