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América Latina-Unión Europea: Todo lo que nos une (5ª parte)

Con motivo del V Congreso de Nuevo Periodismo, que se celebra entre los días 14 y 16 de mayo en Comillas, Cantabria, la revista política 'Más', hermanada con Diariocrítico, publica un especial sobre las relaciones entre España e Iberoamérica. Este ciclo continúa con el artículo que, a continuación, reproducimos para ustedes: el que ha escrito Byron Manzaba, corresponsal de Diariocrítico en Ecuador.


Los Bicentenarios, un camino de nostalgias y encuentros


Byron Manzaba

América Latina está de fiesta, su gente recuerda, unas poco otras mas, las gestas libertarias de los pueblos latinoamericanos de la corona española. Ecuador, un caso especial, tras los antecedentes en Haití la historia le otorgó a Quito, la capital ecuatoriana, el título de ser la ciudad “Luz de América”, por que fue el motor de todas las rebeliones en el continente.

Doscientos años después en el país de los cuatro mundos, de  majestuosos volcanes y de gente amable y multicultural; hablar de España es tratar un tema cercano, cotidiano, en el imaginario ecuatoriano, es siempre encontrarse en el recuerdo del hermano, de la madre, del padre, algún familiar, un conocido, un amigo de la infancia, que se fue cargando consigo el deseo de volver.

Parece que estamos en eso que se conoce como la historia cíclica el proceso que vuelve, el déjà vu, al que nos somete la insistente contradicción de vivir; es que hace 500 años fueron ellos (los españoles) quienes trajeron sus legados a estas tierras desconocidas, desde entonces todos y cada uno de los que habitan la América latina, llevan un poco de España.

Llevar a España consigo es reencontrarse con ella, para Ecuador desde fines de los años 90 es un factor que se manifiesta de forma concreta en los procesos migratorios, producto de las constantes crisis económicas, políticas y sociales que marcaron al país. La sucesión de seis presidentes en una década, impulsó a los ecuatorianos a ver en España el camino a  una recuperación económica, que era poco o nada alentadora en el país andino.
Estas migraciones han llevado a los gobiernos de ambos países a voltear su mirada y constatar que se necesitan políticas directas ya no hacia una Latinoamérica homogénea como en el pasado, sino una visión particular y, con ello políticas propias; en el caso de Ecuador urgentes,  tras incrementar su presencia en el país Ibérico.

España y su gobierno entendió que América latina no es un todo homogéneo, que sus diferencias son marcadas en cada uno de sus territorios, ya los antecedentes apuntaban a lograr un acercamiento en entre las dos naciones, los Convenios de Supresión de Visados de la década del 60 por ejemplo, sin embargo desde inicios del año 2000  estos convenios han tomado mayor fuerza, en el 2001 se revisaron y firmaron nuevos tratados que beneficiaban a quienes se encontraban en tierras españolas, en el 2002 por primera vez se celebraba en Quito la Reunión oficial del Comité sobre flujos migratorios, con la participación de ambos gobiernos. Se lograban así grandes avances en la contratación española de trabajadores ecuatorianos, con procedimientos de selección en forma técnica, ordenada y sistematizada, que permitía  a los trabajadores recibir los respectivos contratos de trabajo y visas de trabajo, para viajar a España en condición legal, regular y reglamentaria, con su documentación en regla desde el Ecuador.

Todas estas acciones buscaron una mayor incidencia en el desarrollo, porque la inmigración no es sólo un motor de desarrollo para España sino que también representa uno de los principales recursos económicos de Ecuador gracias a las remesas. Según datos del Banco Central en 2009 España fue el segundo país de mayor incidencia en remesas enviadas al país con 228.8 millones de dólares que significan un 41.2% del total, solo superado por EE.UU.

Desconocer estas realidades en las celebraciones de los bicentenarios, es un juego político infantil, porque en toda América Latina  festejar los bicentenarios es un acercarse al pasado y presente de nuestra historia, es reconocer una clara muestra de la necesidad constante de independencia y mutua cooperación de quienes conforman este entramado social (Ibero-América) lleno de cultura, tradición, lenguaje y cercanía.
 
Ahora la “lucha” se enmarca en buscar la garantía, de los gobiernos de turno tanto de España como de las naciones latinoamericanas, para los emigrantes que habitan tierras españolas, alcanzar igualdad de condiciones aprovechando la ventaja que son más las semejanzas que diferencias las que nos unen, buscar un apoyo comercial mutuo que fortalezca nuestras economías y permita proyectarse a otros países. 

Se vislumbra ahora bajo distintos escenarios, con la  paulatina recuperación de la crisis económica mundial, que las políticas de ambas naciones se yerguen hacia la constante cooperación y el trato mas justo de su fuente de vida, los pueblos que  las habitan. España, desde la presidencia de la Unión Europea, intenta acercar a los países latinoamericanos con sus diferentes organismos como la Unasur, la CAN, el MERCOSUR, entre otros, al continente Europeo; por su lado Ecuador enmarcado en un proceso de “revolución ciudadana” ha implementado diferentes planes para ayudar y acercarse mas a sus emigrantes, se destaca por ejemplo, en cooperación con el gobierno español: “el plan retorno” que beneficia las diferentes propuestas de negocios y pequeñas empresas de  los compatriotas que deciden volver al país.

Así, todas estas estrategias políticas junto con la remembranza de las gestas libertarias, de ambas naciones, con sus diferentes visiones y posturas, con sus diferentes discursos llenos de pasión, recuerdos y nostalgias dejan claro que, cada vez mas las cosas que parecían separarnos nos unen, nos conminan a formar un solo frente, de lideres políticos de gente común, de ciudadanos, para seguir construyendo historia, fuera o dentro de las propias historias.

 

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