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A vueltas con el terrorismo etarra

Javier Solana... ¿hombre 'puente' de Zapatero para un futuro sin ETA?

A muchos sorprendió, a primeros de marzo, el nombramiento de Javier Solana como presidente honorario del Centro Henry Dunant para el Diálogo Humanitario, una ONG dedicada a la mediación en conflictos internacionales que intervino en la última negociación del Gobierno con ETA. Pero lo que pocos saben es que el ex Mr PESC y ex secretario general de la OTAN mantiene excelentes relaciones con la Comunidad de San Egidio, que también se postuló para mediar con ETA. Y lo que muy poquitos saben es que alguna de las sesiones negociadoras entre el Partido Socialista y los abertzales de izquierda se celebraron en despachos cedidos por Mr PESC. Javier Solana se perfila como el hombre-puente de Zapatero para un futuro sin ETA.
         Probablemente, Javier Solana sea el hombre que más secretos nacionales e internacionales conoce. Durante 15 años su nombre ha estado asociado a los principales órganos de decisión en materia exterior y de defensa. Primero, como secretario general de la OTAN durante cinco años; luego, como Mr PESC (alto representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad Común) durante otros diez y hasta finales de 2009. Después, Rodríguez Zapatero le encargó que diseñara la Estrategia Española de Seguridad, compatibilizando el encargo con la Presidencia del Centro para la Economía Global y la Geopolítica de la escuela de negocios ESADE. Finalmente, por si sus encargos fueran pequeños, el Centro Henry Dunant para el Diálogo Humanitario le acaba de nombrar -primeros de marzo- presidente honorario.

         Poco se ha comentado ese nombramiento que, sin embargo, encierra una fuerte carga de profundidad. De todos es sabido que, bajo el impulso del director del centro Henry Dunant, Martin Griffiths, y del amigo de éste y de Zapatero, el ex premier británico Tony Blair, el presidente del Gobierno español decidió seguir negociando con ETA después de que la banda le demoliese la T-4 de Barajas asesinando de paso a dos ciudadanos ecuatorianos. Ésas negociaciones tuvieron lugar en marzo, abril y mayo de 2007 en lugares buscados por el centro Henry Dunant, que guarda celosamente las 'actas oficiales' de la negociación del Gobierno de Zapatero con ETA.

         Y es que ésa es, precisamente, la especialidad de esta ONG, que no sólo participó activamente en las últimas conversaciones de Zapatero con ETA, sino también en las que mantuvo el Gobierno de Aznar con la banda terrorista en 1999, así como ha participado en mediación de conflictos en Filipinas, República Central Africana, Sudán y Myanmar (Birmania). La experiencia de Solana como antiguo secretario general de la OTAN y luego como Mr PESC es, sin duda, un caramelo muy apreciado para una fundación que no ha arrojado aún la toalla de continuar las conversaciones con ETA hasta que se alcance una solución a lo Ulster.

         Según algunas fuentes, algunas de las reuniones paralelas entre representantes gubernamentales y ETA y entre el Partido Socialista de Euskadi izquierda abertzale se celebraron en despachos cedidos por Solana, mientras actuaba como Mr PESC. Es evidente, pues, su relación -indirecta- con el proceso negociador, y, lo que es más importante, su grado de conocimiento de los orígenes y causas del mismo, lo que confiere una doble utilidad: para el centro en sí mismo por su experiencia; para Rodríguez Zapatero de cara a la extinción de la banda armada.


Relaciones con la Comunidad de San Egidio

         Pero además de todo lo anterior Solana, un hombre sin duda afable y con numerosos amigos, mantiene unas relaciones excelentes y privilegiadas con la Comunidad de San Egidio, una institución no demasiado conocida por el gran público pero que, desde su fundación en 1968, ha ido adquiriendo gran relevancia por su servicio a la paz y a la humanización del mundo, además de prestigio internacional como mediadores en procesos de paz.

         Por ejemplo, a finales de los ochenta del siglo pasado los miembros de la comunidad llegaron a la conclusión que su labor caritativa en Mozambique sería inútil mientras continuara la guerra. En consecuencia se ofrecieron como mediadores entre el FRELIMO y la RENAMO, jugando un papel destacado en los Acuerdos de Paz en Roma, que pondrían fin al conflicto.

         La Comunidad de San Egidio fue fundada en Roma en 1968, a la luz del Concilio Vaticano II, por el historiador italiano Andrea Riccardi (Roma, 1950). Con sede en la Iglesia de Sant'Egidio, en el barrio de Trastevere, en Roma, actualmente es un movimiento de laicos al que pertenecen más de 50.000 personas, comprometido en la evangelización y en la caridad en Roma, en Italia y en más de 70 países de diferentes continentes.

         Se definen, en realidad, como una "asociación pública de laicos de la Iglesia"; pero, además de compartir la misma espiritualidad y los mismos pilares que caracterizan el camino de Sant'Egidio, la Comunidad ha adquirido una relevancia prestigio internacional como mediadora en procesos de paz. No sólo con el acuerdo reseñado en Mozambique, sino con iniciativas de paz en Guatemala, Argelia, los Balcanes, la República Democrática del Congo, Uganda y otras regiones, llevados por la convicción de que "la guerra es la madre de todas las pobrezas".

         La Comunidad de San Egidio, con la que Solana mantiene excelentes vínculos a través de su sede en Madrid, es bien conocida en las cancillerías de todo el mundo, que la ven como a una especie de cuerpo diplomático informal que trabaja muy de cerca con la Secretaría de Estado de la Santa Sede.



Ya intentaron mediar con ETA

         Hace cuatro años, mientras el socialista vasco Jesús Eguiguren y el entonces jefe de ETA José Antonio Urruticoechea 'Josu Ternera' llegaban a un acuerdo para que la organización terrorista declarara un alto el fuego, el ex ministro de Interior con Aznar, Jaime Mayor Oreja, reconocía públicamente (4 de marzo de 2006) que la propuesta de negociación de ETA que se materializaría en una reunión en Ginebra en mayo de 1999 se hizo un año antes a través de un sacerdote de la comunidad de San Egidio. "Mi respuesta fue tan contundente que les dije que no me daba ni por enterado", señaló Mayor Oreja tras recordar que días antes, el 9 de enero de 1998, ETA había asesinado al concejal del PP en Zarauz (Guipúzcoa) José Ignacio Iruretagoyena.

         Ese intento de mediación aparece también reflejado en las 'actas' que de la reunión del 20 de mayo de 1999 levantó el etarra Mikel Antza y que le fueron incautadas tras su detención.

         Según ese 'acta' -publicada en julio de 2007 de forma íntegra por el diario abertzale Gara-, a la frase de Antza de "esperamos no salir escaldados", uno de los representantes del Gobierno español respondió que "eso lo va a decir el tiempo...", en el sentido de que ellos han jugado limpio. Por parte de la Organización se justifica la apertura de una nueva vía de contacto, desechando la de la "Comunidad de San Egidio", siguiendo las declaraciones del presidente Aznar donde daba por nulas todas las demás vías de contacto que no fueran la por él designada. Al hilo de esa frase, los etarras denunciaron ante los representantes gubernamentales -Arriola, Martí Fluxá y Zarzalejos- la utilización policial realizada con la incipiente vía de comunicación abierta con San Egidio.

         Años después, durante el proceso abierto por Rodríguez Zapatero con la banda terrorista, la Comunidad de San Egidio, con excelentes relaciones con el Centro Henry Dunant, también intentó actuar como mediadora en el proceso 2004-2007 con la izquierda abertzale y la banda terrorista. Pero su labor, en este caso, se redujo a alguna intermediación epistolar.

         Ahora Javier Solana ha sido nombra presidente honorífico de la Henry Dunant, pero aportar su experiencia a procesos negociadores. ¿También con ETA, aunque sea en un futuro no inmediato? Ésa es la pregunta.


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