El líder de la ultraderecha tiene motivos para estar contento. Su Frente Nacional ha vuelto a despuntar en las elecciones regionales francesas con un 12% de los votos, no tan lejos de los dos grandes partidos: el de
Sarkozy y el Partido Socialista.
Más allá de nuestra opinión sobre este tipo de formaciones políticas con connotaciones tan discutibles, lo que ha sido más indignante es que
Le Pen se haya servido en estos comicios de eslóganes tan populistas y poco democráticos como el de 'No al islamismo, que le valió una ilegalización por parte de la Justicia el mismo viernes, al cierre de campaña. Pero provocador, Le Pen posó junto a esa pancarta este domingo para celebrar sus buenos resultados, en los que, además, no escatimó 'piropos' a sus rivales. De Sarkozy dijo, sacando pecho, que se sentía indignado con la gente "como el presidente" porque habían aventurado que su partido estaba "muerto y enterrado". Un mal regreso, en definitiva, al espectro político francés.