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En menos de un año han dimitido "por razones personales" cuatro 'fontaneros'

La Moncloa 'abrasa' a los altos cargos frente a los tiempos difíciles

Es sobradamente conocida la presión y la responsabilidad que recae sobre todo aquel que pasa por Moncloa. Dicen, con razón, que "el Palacio quema", pero en la Vicepresidencia Primera y Ministerio de Presidencia, la cosa abrasa. En menos de un año han dimitido "por razones personales" cuatro altos cargos, empezando por el subsecretario Luis Herrero y terminando por la secretaria de Estado de Comunicación, Nieves Goicoechea.
Hace menos de un año salió totalmente 'quemado', aunque de puntillas y sin hacer ruido, el subsecretario de Presidencia, Luis Herrero, un empleado público del que suelen decir que es muy respetado y querido en la Administración española. Pero, ¿por qué abandonó a María Teresa Fernández de la Vega? Se dijo que dejó el cargo voluntariamente, alejándose de la fuerte responsabilidad política y de gestión por razones simplemente "personales", frase que se repite hasta la saciedad en la salida de altos cargos de la Vicepresidencia Primera.

         La realidad, claro, es mucho más compleja y, al parecer, Herrero no aguantaba ya más presión: cansado de pelear con las exigencias del cargo y con el ritmo de la 'jefa' -no en vano De la Vega ha dominado la Comisión de Subsecretarios-, puso tierra de por medio y, a petición propia, fue nombrado consejero de Información en la embajada española en Buenos Aires.

         No era el primero en dejar el barco, pero sí el que resultó más llamativo en razón de su puesto.

         A Herrero le sucedió en la espantada Fernando Escribano, el propio jefe de Gabinete de Fernández de la Vega, que, junto a la siempre fiel y muy eficaz Ángeles Puerta, ha sido uno de los colaboradores más directos de la vicepresidenta primera. Escribano soportó durante los últimos 5 años una agenda espartana y se dice -con conocimiento de causa- que su tiempo de ocio, dado el ritmo de trabajo de De la Vega, se reducía exclusivamente a los domingos… y no todos los domingos.

         Escribano se había convertido en una pieza clave en la maquinaria monclovita, pero a costa de su vida personal. Casado y con cuatro hijas, Escribano apostó por la vuelta a su mundo profesional: la magistratura. Ahora bien, sean ésas o no las causas, lo cierto es que la salida de Escribano abrió, más que una brecha, que también, los rumores sobre la pérdida de poder de la propia vicepresidenta primera.

         En esas salidas inesperadas ha cesado recientemente -en el Consejo de Ministros del pasado 26 de febrero- otro alto cargo de Presidencia: la secretaria de Estado para la Función Pública, Carmen Gomis Bernal, que ocupaba el puesto desde el 24 de abril de 2009. Es decir, menos de un año en el cargo. Gomis, otra alta colaboradora de Fernández de la Vega, abandonaba la Secretaría de Estado, cómo no, por "razones personales", como todos los demás, y era sustituida por Consuelo Rumí. Pero este cambio en una Secretaría de Estado de la que dependen directamente los funcionarios, llegó un día después de que el Gobierno tuviera que rectificar y desmentir que se planteara una revisión del acuerdo de subida salarial para los trabajadores de la Administración.

Y ahora, la nueva dimisión es la de la secretaria de Estado para la Comunicación, Nieves Goicoechea, también por "razones personales y familiares".

         Dicen en el Gobierno sobre Goicoechea que aunque dependía orgánicamente del Ministerio de la Presidencia, de quien dependía realmente era de forma directa del presidente Rodríguez Zapatero. Y dicen también, en esa rumorología gubernamental, que Goicoechea, además de estar efectivamente cansada y sentir deseos de dedicarse más a su familia -un poco como Escribano-, no pudo soportar por más tiempo determinadas injerencias en su labor.

         En ese punto entraría el descubrirse hace pocas fechas que desde el ordenador del todopoderoso 'fontanero mayor del reino', José Enrique Serrano, a la sazón director de Gabinete del presidente del Gobierno, salieron 'filtrados' unos papeles en exclusiva al diario El País. La historia se conoció porque el periódico de PRISA actuó con esos papeles en Word sin las debidas cautelas, los reconvirtió en PDF y los publicó tal cual, sin borrar siquiera el rastro de la fuente: el ordenador de Serrano.

         Dicen que Goicochea ya no aguantó más… y le dijo al presidente que se quería ir. Lo demás ya es conocido: Félix Monteira es el nuevo secretario de Estado de Comunicación, pero llega en un momento muy difícil y a un territorio plagado de minas.


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