ZP y Rajoy preparan las armas para la 'batalla dialéctica' en una semana clave

Donde más expectación hay, en principio, es en las filas socialistas ya que, por un lado, con las encuestas y la opinión en pública claramente en contra, Zapatero va a pedir en la comisión ejecutiva del PSOE, una especie de movilización general para hacer frente a las críticas y explicar las reformas que tanta polvareda han levantado.

Ni los miembros de la dirección del partido ni los diputados, senadores y europarlamentarios que se reunirán con el presidente el martes en el Senado cuestionarán la necesidad de las reformas, pero es muy posible que varias voces coincidan en pedir que se mejore la forma de comunicarlas y, en especial, que "los mensajes sean claros" para evitar la sensación de improvisación que se ha transmitido a los ciudadanos, según explicó un dirigente del PSOE.

Sin olvidar que el presidente castellano-manchego, José María Barreda, tendrá también que dar la cara y explicar a sus compañeros sus palabras de la semana pasada pidiendo a Zapatero que reformase o cambiase a algunos de sus ministros al término de la presidencia europea de España, en el mes de junio. 

Y es que todos los socialistas saben que el "momento es muy delicado" y que del resultado de las reformas emprendidas depende que la legislatura llegue a buen término coincidiendo con la recuperación económica. La dirección del PSOE lanzará una ofensiva de charlas y explicaciones en toda España como las que promovió para vender la subida fiscal a la vuelta del verano.

Tampoco es probable que nadie se sume a la petición del presidente de Castilla-La Mancha de que Zapatero cambie el Gobierno. Al contrario, desde la dirección del partido se pedirá unidad y cierre de filas como cuando los mensajes divergentes ya sembraron la zozobra entre los socialistas a la vuelta del verano.