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Cántabros en Madrid: catorce horas de viaje para ver una derrota

El Racing ha perdido pero no habrá sido por la falta de apoyo de sus seguidores. ¿La prueba? Los más de tres mil cántabros que este jueves 'tomaron' Madrid. Fue una marea verdiblanca dispuesta a ir hasta el fin del mundo si fuera necesario por defender los colores del equipo.
Desde Santander, la aventura comenzó temprano, cuando alrededor de las diez de la mañana, una veintena de autobuses salía desde los campos de El Sardinero cargados de hinchas. Bufandas, camisetas, banderas, sonrisas... y muchas esperanzas para lograr una victoria en Madrid.

Entre los esperanzados viajeros, pudimos encontrar de todo: jóvenes que hacían la escapada en un 'visto y no visto' (y alguno sin ni siquiera avisar en casa), jubilados que se apuntaban a la expedición, currantes que pidieron el día libre porque tenían que ir "a toda costa", según nos dijo más de uno, y por supuesto, los veteranos, que siempre, sin excepción, viajan con el equipo allá donde juegue.

Precisamente unos veteranos nos cuentan cómo fue su experiencia. Hablamos de Sergio, Fernando y Óscar, tres amigos que esperaban este día con mucha ilusión y que han sido pasajeros de uno de esos 25 autocares que trasladó la marea verdiblanca a la capital.

"Ha sido un viaje muy movido, con la gente cantando en el autobús, gritando consignas racinguistas... lo normal en esas circunstancias", nos cuenta Óscar. No obstante, al llegar a las inmediaciones del Calderón, el ambiente tampoco estaba excesivamente caldeado. "Llovía, y quizá por eso no había demasiada gente en el exterior". Sin embargo, en los bares cercanos, sí se respiraba un ambiente más alborotado.

Ya en el interior del recinto, a estos racinguistas les sorprendió ver calvas entre las gradas. "Pensaba que estaría lleno y resulta que al final sobraron entradas", comenta Óscar. Eso sí, los que estaban, animaron hasta reventar, o por lo menos hasta el segundo tiempo. "La cosa estaba a tope al principio, pero se fue apagando poco a poco. En la segunda parte la gente ya casi estaba por obligación", nos dice.
Lo que le fastidia a Óscar ahora es la tremenda paliza que se ha metido, con catorce horas de autobús. Y no porque hayan perdido, "que eso nunca se sabe", sino porque, según cuenta, el Racing no cumplió. "Salieron ya mal, se vio desde el principio. No han cumplido ni con su afición ni con ellos mismos, no han estado a la altura". Y es que para muchos ha sido un viaje de hora y media por todos los estados de ánimo posibles resumidos en un comienzo de esperanza y un final de rabia.

Y la vuelta, "como estar en un cementerio", afirma. Y es que con cuatro goles en la portería cántabra, no estaban las cosas como para tirar cohetes. "La marcha a Santander ha sido de lo más triste. La gente iba callada, pensativa, cansada y desilusionada".

Pero así es el fútbol. Y por eso Óscar y sus compañeros lo tienen claro: seguirán sufriendo con las derrotas y celebrando las victorias, vengan las que vengan.
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