'Españoles en Europa': análisis del papel de España en las instituciones europeas

Va siendo ya larga la lista de españoles que vienen realizando, desde que España entró en las Comunidades Europeas el 1 de enero de 1986, una gran actividad internacionalmente reconocida en beneficio de la construcción de la Unión Europea. Seguramente nos olvidaremos de alguien pero en esa lista de hombres ilustres podemos significar ya a Marcelino Oreja, Manuel Marin, Abel Matutes, Loyola de Palacio, Pedro Solbes, a los tres Presidentes que han sido del Parlamento Europeo por orden cronológico, Enrique Barón, José María Gil Robles y Josep Borrell, a Gil Carlos Rodríguez Iglesias, Presidente del Tribunal de Justicia, a Carlos Ferrer, Presidente que fuera del Comité Económico y Social, a Pasqual Maragall, que fuera Presidente del Comité de las Regiones y a Juan Manuel Fabra, Presidente del Tribunal de Cuentas y desde luego a los Presidentes de Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, europeísta convencido que restableció un vinculo estable para la negociación, Felipe González Márquez, quien logró el acuerdo final y la realización del Tratado de Adhesión y a quien se le reconoce una importante labor en la elaboración del Tratado de la Unión, sin duda el Tratado que ha permitido el verdadero desarrollo de las construcción Jurídica y Política de la Unión Europea que ahora concluye con el Tratado de Lisboa y José María Aznar, quien desempeño un importante papel para que España pudiera pertenecer a la Zona Euro.

Deberíamos incluir en esta larga relación a todos los Ministros de Asuntos Exteriores de España desde 1986, a los propios Ministros de Economía, algunos gobernantes de gran prestigio europeísta dentro de los cuales tiene un lugar preferente por su europeísmo Jordi Pujol, y Manuel Fraga Iribarne y también a los actuales Presidentes de los dos Centros mas especializados sobre los estudios europeos, Brujas y Florencia, Iñigo Méndez de Vigo y Josep Borrell, ambos miembros que fueron de la importante Convención Europea del fallido Tratado Constitucional, no tan fallido pues el Tratado de Lisboa, es su legitimo heredero, a los europarlamentarios a algunos destacados embajadores sobre todo en Bruselas y algunos españoles titulares de grandes cargos al servicio del Ejecutivo Europeo que desempeñan su misión en Bruselas.

He dejado para el final a dos hombres excepcionales que se suman a los anteriores con tantos meritos. El primero es Javier Solana Madariaga, que concluye su cargo y su responsabilidad europea el 30 de noviembre de 2009, para dedicarse posteriormente a la gestión privada. El reconocimiento europeo e internacional que se hace Javier Solana no tiene realmente precedente. Solana, físico y diplomático, fue Secretario General de la OTAN y desde 1999 Secretario General del Consejo de la Unión Europea y Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, y estaba previsto que ocupase el recién creado Ministerio de Asuntos Exteriores, pero él mismo hizo publico el 5 de julio de este año, que no seguirá en este cargo mas allá de octubre.

Solana ha merecido grandes elogios por su capacidad probada para moverse entre complejos dossier de instancias internacionales, por su integridad, su formación y su sacrificado empeño en el seguimiento de cada uno de los complejos problemas que ha debido afrontar, lo cual le coloca sin duda a la cabeza de los españoles en Europa. El segundo nombre al que debemos hacer referencia es Joaquín Almunia, quien acaba de ser nombrado Comisario de Competencia y Vicepresidente del Ejecutivo Europeo, tras ocupar durante la pasada legislatura el importante cargo de Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, en el que ha manifestado una capacidad reconocida como excepcional por el Presidente de la Comisión y un manejo prudente y firme de las situaciones conflictivas.

No es ese el cargo económico mas apreciado dentro del Ejecutivo para un destacado economista que había sustituido a Pedro Solbes como Comisario Europeo de Asuntos Económicos, cargo en el que manifestó, “haberse encontrado a gusto”, a pesar de tener que hacer frente a la gran crisis monetaria y económica y desde luego a la fracasada Estrategia de Lisboa que articulaba el Proyecto de futuro económico de la Unión con unos objetivos para 2010 que desde luego no se han cumplido, seguramente por la falta de objetivos vinculantes y de responsabilidad de los propios Estados que no por el esfuerzo y competencia reconocida al prudente Comisario Almunia. También hubiera sido importante haber recibido la Cartera de Mercado Interior, de la que se hará cargo el Frances Michael Barnier y a la que seguirán perteneciendo los servicios financieros, pero la poderosa Francia siempre exigió ese cargo para uno de sus mas significados políticos europeistas. Otra Cartera importante es la de Energía, pero era obvio que esta quedaba reservada para Alemania, si se reconoce a la Canciller Ángela Merkel, una posición relevante para marcar el futuro de la Política Energética de la Unión Europea y consecuentemente de las relaciones con Rusia que es poderosa frente a una Unión Europea con pies de barro en materia de energía.

Rogelio Pérez Bustamante

Catedrático Jean Monnet. URJC