red.diariocritico.com

'Presidencia española de la Unión Europea 2010'

Lisboa, hoja de ruta

Las expectativas europeas de relanzamiento de la Unión, fracasado el Tratado Constitucional, habían quedado fijadas en un nuevo Tratado, el Tratado de Lisboa, que, cambiando el ropaje constitucional y limitando algunos de los objetivos, fundamentalmente recogían los grandes avances de la mal llamada Constitución y posibilitaban afrontar con más sólidos instrumentos políticos e institucionales los desafíos de este complejo siglo XXI. A pesar de la habilidad de Angela Merkel capaz de resolver y cerrar el texto del nuevo Tratado en el Consejo Europeo de junio de 2007, ha habido todavía que esperar otros dos años largos para que el Tratado sea una realidad tras vencer dos obstáculos, la ratificación de Irlanda, que retrasó durante un año este proceso y la firma del Presidente checo justamente un mes después de aquella ratificación, no olvidemos mayoritaria o clara –el 67,1% de los votos del segundo referéndum de Irlanda fueron “si”-.

Estos avatares, sobre todo la firma del Presidente checo Vaclav Klaus, constituyen una letra menor que si acaso pone de manifiesto la débil resistencia de los antieuropeístas al nuevo Tratado. Apenas hace unos días unas 20.000 personas firmaban una petición entregada al Presidente checo para decirle que la pequeña esperanza de parar el Tratado de Lisboa era él. Pero Klaus ya no podía retrasar más este proceso y justamente, superada la última dificultad que él mismo había ordenado plantear, un recurso ante al Corte constitucional de la República Checa para que examinase no solo el Tratado de Lisboa sino incluso la conformidad de los Tratados de Maastricht y de Roma con el orden constitucional checo, sería fallado con un veredicto unánime rechazando que los Tratados no atentaban con la Constitución checa. Ha sido entonces, horas después, justamente a las 15 horas del día 3 cuando el Presidente checo firmaba el Tratado en un gesto inmediato, señalando que el Tratado y la reforma era un tren imparable. De hecho, ya no sostenía ninguna oposición al Tratado por cuanto que el Consejo Europeo celebrado apenas cuatro jornadas antes había recogido en sus conclusiones las demandas de Klaus, en una hábil negociación de la Presidencia sueca, incluyendo en sus primeros parágrafos y en el anexo I una declaración según la cual la República checa quedaría al margen de la Carta de Derechos Fundamentales. Sin embargo, y en una manifestación clara de su posición, se permitía afirmar que discrepaba de forma fundamental con el contenido y justificación del Tribunal Constitucional checo, y también podía haber dicho que discrepaba de la posición mayoritaria de su Parlamento, y también podría haber señalado que discrepaba del Primer Ministro de su país, Jan Fischer. Pero esto, como ya lo recordamos hace unas semanas, tiene ya precedentes en la ya larga historia de la construcción europea. De Gaulle hizo algo parecido con la Crisis de la Silla Vacía y con su terca oposición a la entrada de Gran Bretaña y, sin embargo, su gran valido y sucesor tomó el camino contrario provocando el relanzamiento de la Cumbre de la Haya de 1969 en donde, entre otras cosas, surgió el primer proyecto de Unión Monetaria.

Por ello, Klaus no es mucho más que una anécdota al final enfrentada con las instituciones y la voluntad mayoritaria de su propio país, mientras que el Tratado de Lisboa, que ahora entra en vigor, es una gran categoría. Este Tratado permitirá avanzar enormemente el proyecto de Unión Europea. La hoja de ruta ahora parece clara y en ella destacamos un Consejo Europeo extraordinario que, según el Primer Ministro sueco y Presidente en ejercicio de la UE, Fredrik Reinfeldt, se celebrará quizá a fines de la próxima semana y en el que por fin serán conocidos los nombres de los dos más significados cargos nacidos del nuevo Tratado, el Presidente del Consejo o Presidente de Europa y el Ministro de Exteriores o Alto Representante para la Política Exterior. La prensa sigue barajando los nombres posibles, cada vez más con mayor concreción. Para la Presidencia de Europa siguen sonando Jan Peter Balkerende, Van Rompey, Jean-Claude Juncker y Paavo Lipponen, y para el no menos importante cargo de Alto Representante de la Política Exterior y de Defensa y Vicepresidente de la Comisión Europea, David Miliband, Carl Bildt, Franco Frattini, Micher Barnier y Olli Rehn. Ahora todo el interés está en conocer el reparto de carteras de la nueva Comisión Europea en el que las dos importantes carteras económicas pueden estar ya atribuidas, la de Mercado Interior para Italia o Francia y la de Economía para el español Joaquín Almunia. Al menos este es el deseo del Gobierno español y la razón de la apuesta inteligente del Presidente Zapatero a favor de la Presidencia de Barroso. Y, sobre todo, en esta hoja de ruta ya hay una fecha para la historia: el 1 de diciembre entrará en vigor el Tratado de Lisboa, es decir, el nuevo Tratado de la Unión Europea acompañado del nuevo Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })