Artur Mas, en Madrid: Zapatero ya no es el gran timonel

          No ha tenido desperdicio la conferencia-coloquio del presidente de CiU, Artur Mas, en los desayunos madrileños de Nueva Economía Forum. Un desayuno un tanto desangelado, no obstante, que ha registrado 'floja entrada' y al que no ha asistido ni el portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, ni su alter ego, Josep Sánchez Llibre. Pero Mas se vio arropado por el presidente del Congreso, el socialista José Bono, y por los parlamentarios nacionales convergentes Jordi Xuclá, Jordi Casas, Ramón Alturo y Josep Maldonado, entre otros.

         No es que Mas haya dicho algo realmente novedoso en Madrid, sobre todo con la que está cayendo en Cataluña, pero sí es de resaltar el cómo lo ha dicho: con un aire desenfadado, un tanto irónico en ocasiones y con fino humor explícito en otras para hacer llegar 'sin acritud' unos pocos mensajes muy concisos. El primero de los cuales va dirigido directamente a Zapatero: "La pérdida de rumbo y de norte del Gobierno afecta a todo, no sólo a la política, sino al modelo social".

         Mas ha exigido en Madrid que Zapatero tome realmente el mando para salir de la crisis económica: que dé un tiempo corto a los agentes sociales -sindicatos y empresarios- para llegar a un pacto social y que, si no lo consiguen, el Gobierno mande al Parlamento la reforma del mercado de trabajo necesaria para salir de la crisis. Algo complicado, porque el propio Mas admite que "no hay rumbo ni tampoco capitán en la política del Estado".

         Llegados a ese punto, Mas ha insistido que "CiU sirve para resolver la crisis económica… ejerciendo incluso un liderazgo desde Cataluña", mensaje central de Mas, acompañado de un "pero para eso necesitamos gobernar en Cataluña". Es evidente que hemos entrado en una larga precampaña electoral catalana.

         Segundo, "CiU no aspira a volver [a la Generalitat], sino a llegar"; es decir, que nadie piense en el un regreso del tardopujolismo porque lo anterior a Artur Mas ha quedado atrás. Y, por lo tanto, la 'trama Pretoria' que afecta a antiguos pujolistas como Alavedra o Prenafeta no está ligada al presente de CiU, sino que, además, es algo individual.

         "En Cataluña soplan aires de cambio"; es decir, que el tripartito está sentenciado, pero que CiU no aspira a llegar al Gobierno apoyando una hipotética moción de censura de ERC… pero tampoco está en sus prioridades gobernar dentro de un año con los republicanos independentistas. Al contrario, tampoco parece viable un pacto con el PP si antes Rajoy no entiende que se tienen que respetar las leyes catalanas -en especial el Estatut- y que las relaciones Cataluña-España tienen que estar consideradas bajo el prisma del 'respeto mutuo'. Y, en todo caso, "no quiero ser presidente de Cataluña con mociones de censura y pactos oscuros en los despachos".

         En este contexto, Mas ha exigido una dignificación de la política para salir de la crisis moral que nos ahoga, lo que hace necesario el evitar la "sacralización del poder", es decir, hacer todo lo contrario a lo que ha hecho Zapatero y Montilla para conservar el poder a toda costa. Pero también, todo lo contrario a lo que hace el PP, que se opone a grandes pactos de Estado dado que se encuentra en una tarea de permanente confrontación con el objetivo de llegar al poder: "Hay una falta evidente de liderazgos y falta de autoridad moral por los que están arriba del todo".

         En otro orden de cosas, se ha lanzado contra los Presupuestos Generales del Estado para 2010 -en realidad, resumió las razones ya conocidas por las que CiU los rechaza-, ha pedido que se aborde de una vez la reforma de la financiación de los partidos políticos -"la democracia tiene costes, y esto hay que asumirlo"-, ha expresado su enérgico rechazo a la "aberración" que supone la nueva ley del aborto -que una niña de 16 años pueda abortar sin decírselo a sus padres-, y, en definitiva, ha hecho gala de un gran humor e ironía, como esta frase -"que nadie la tome de forma textual, por favor, porque lo digo con ironía"- cuando se le ha preguntado por una fusión imposible La Caixa-Caja Madrid: "De esa fusión podíamos hablar si la sede se queda en Cataluña". Por dos veces insistió en que era broma.