Todas las miradas están puestas en lo que pueda hacer Manuel Cobo. Si en la reunión del Comité Ejecutivo de alguna manera se retracta de sus ácidas críticas a la lideresa y el Comité de Derechos y Garantías le sanciona con una expulsión temporal de la militancia, pero conservando su cargo de vicealcalde, la situación puede estar salvada.
Aguirre entonces daría definitivamente vía libre al acuerdo, prácticamente cerrado, para que
Rato sea el presidente de Caja Madrid. En esa tarea se está empleando a fondo la secretaria general María Dolores de Cospedal, que durante todo el fin de semana ha estado volcada en preparar el cónclave.
La incógnita es saber qué papel que se le reserva a
Ignacio González, -que ha asumido ya que el presidente de la entidad será Rato-, al que Aguirre quiere sacar del Gobierno regional para acometer una remodelación que desde que estalló el ‘caso de los espías’ tiene pensada.
El otro frente abierto es Valencia. Pero todo apunta a que allí también se solucionará la situación abierta tras la fulminante destitución de
Ricardo Costa como secretario general, una vez que
Francisco Camps ha entendido que si no acata los deseos de Génova puede peligrar su permanencia como líder de los populares valencianos.
De hecho, se espera que en el Comité regional extraordinario convocado para este lunes en Valencia se nombre un nuevo secretario general con ‘peso’ político que sea del agrado de Rajoy y no cause tampoco rechazo entre los campistas. Además, el presidente de la Generalitat podría designar tres coordinadores en el partido que representen a las provincias y lograr así un ‘equilibrio’ de fuerzas en la dirección regional. La salida del vicesecretario,
David Serra, salpicado como Costa en el caso Gürtel, se da por hecho. Y quizá el de la tesorera. Lo que no se espera es que Camps acometa cambios en su equipo de Gobierno, como algunos también le reclaman.
Con estos dos frentes previsiblemente apaciguados -en el PP nada a dia de hoy es seguro-, Rajoy podrá presentarse en el Comité Ejecutivo de su partido con el único objetivo de dejar bien claro a todo sus dirigentes que ya está bien de broncas, que la situación interna no puede continuar con esa tensión y que el objetivo a batir no está dentro sino fuera y se llama José Luis Rodríguez
Zapatero, que es el culpable de que nuestro país no salga de las crisis como otros países europeos. Todo con la vista puesta, primero, en las elecciones municipales y autonómicas, que son las que están más cerca y, después, en las generales de 2012.
También se espera que el líder del PP adelante las bases de ese anunciado Código Etico que endurecerá las sanciones a los que cometan faltas y los mecanismos para que haya mayor control interno del manejo de las cuentas y las contrataciones con empresas en las instituciones en donde gobiernen.
Lo que está por ver es si aquellas voces como la de
Juan Costa, hermano de Ricardo Costa, la de
Manuel Pizarro, o la de
Vicente Martínez Pujalte, que se han alzado dudando de nuevo del liderazgo de Rajoy, toman la palabra para ratificar en privado lo que han manifestado ante los medios de comunicación con suma crudeza.
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