Ver para creer. Un millonario estadounidense que espera en una celda a ser juzgado por una estafa de proporciones estratosféricas no puede más. Dice que el calor de Texas es “agobiante” y ha pedido que le trasladen a un lugar donde al menos funcione el aire acondicionado. La culpa parece tenerla un apagón que dejó sin el preciado cooler al centro de detención de Joe Corley, en el norte de Houston, donde Allen Stanford espera su cita con la justicia por un fraude piramidal de 8.000 millones de dólares.
El abogado de este aprendiz de Madoff’ (la estafa de Bernard Madoff estaba valorada en 50.000 millones de dólares) ha puesto el grito en el cielo y no ha tenido reparos en remitir este fin de semana un escrito al juzgado en el que califica de “intolerables” las condiciones de detención de Stanford, que se encuentra recluido en una celda junto a otros diez hombres “sin ventanas por las que entre luz o algún tipo de ventilación”.
El millonario, que tras estar varios meses en paradero desconocido se entregó a las autoridades y se declaró inocente de todos los cargos presentados en su contra, llegó a pasar “al menos una semana” en condiciones “agobiantes” ya que la cárcel se quedó sin aire acondicionado coincidiendo con la peor época del verano, cuando el astro rey no perdona y las temperaturas están “por encima de los cien grados fahrenheit”, que traducido al cristiano son casi 38 grados centígrados.
Ya puestos, el abogado incluso aprovecha el documento remitido al juez para denunciar que está teniendo problemas para preparar la defensa de su cliente. El argumento empleado por Dick DeGuerin es que Stanford no puede consultar con su equipo expertos jurídicos ni revisar evidencias que permitan demostrar su inocencia porque la mayor parte de las pruebas están en documentos informáticos y en ese centro de detención los presos tienen prohibido utilizar ordenadores.
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