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Un gran Contador refrenda su segundo título en la Tour de France

Un gran Contador refrenda su segundo título en la Tour de FranceDos años después de su primer triunfo en el Tour de Francia, Alberto Contador volvió a los más alto del podio de los Campos Elíseos para recIBIR el título de número uno de la 96 edición, la que coloca al ciclista español en el palmarés con dos victorias al lado de nombres ilustres como Gino Bartali, Fausto Coppi, Bernard Thevenet o Laurent Fignon.

Después de una jornada festiva, de trámite, en la que el británico Mark Cavendish cerró su festival con el sexto triunfo de etapa al esprint, un récord histórico en el Tour, Contador cruzó la meta brazos en alto, haciendo el signo de la victoria con los dedos, como campeón del Tour y número uno del ciclismo mundial.

Hubo foto histórica. Contador volvió al podio de los Campos Elíseos, donde se encumbró en 2007, año de su estreno en pruebas grandes por etapas, y lo hizo compartiendo el cajón, por este orden, con el luxemburgués Andy Schleck, un corredor de futuro, y el estadounidense Lance Armstrong, por primera vez fuera del primer escalón, después de siete triunfos absolutos entre 1999 y 2005 y tres años de retirada.

"Gracias a todos, ha sido un Tour especialmente difícil, por eso lo saboreo más. Espero volver con un equipo que piense exclusivamente en mi", dijo Contador.

El madrileño, en un Tour "complicado desde el principio", dominó la carrera principalmente con dos exhibiciones puntuales, el ascenso a Verbier en la primera jornada alpina y la cronometrada de Annecy, que se saldaron con triunfos del líder del Astana.

El Tour de 2009 plantea la posibilidad del inicio de la era Contador, un corredor joven, con cuatro grandes en su palmarés desde su debut profesional: 2 Tours (2007 y 2009), un Giro y una Vuelta, éstas últimas en 2008, año que no pudo disputar la Grande boucle por la exclusión del Astana.

Sin rival en la montaña, el ciclista madrileño ha mostrado unos progresos espectaculares en la modalidad de contrarreloj, lo que le convierte en un corredor completo, de enorme potencial. Su futuro, lejos del Astana, pasa por la confección de un equipo que se adapte a su liderazgo, donde se eviten los conflictos que le han traído por la calle de la amargura en el Tour que ha terminado. Su duelo con Lance Armstrong por el liderazgo del equipo ha marcado el Tour de Francia con tintes polémicos.

El Tour 2009 tuvo jornadas de protagonismo español, ya que a las victorias de Contador hay que añadir las etapas de Luis León Sánchez en Saint Girons, Mikel Astarloza en Bourg Saint Maurice y Juan Manuel Gárate en la cima del Mont Ventoux.

El italiano Franco Pellizotti se llevó el maillot de puntos rojos que le acredita como rey de la montaña, el jersey blanco fue para el luxemburgués Andy Schleck, el enemigo número uno de Contador en lo sucesivo, el disputado maillot verde de la regularidad al final se lo puso el noruego Thor Hushovd y en el apartado de equipos dio la vuelta triunfal el Astana de Contador y Armstrong.

El ciclismo español obtuvo triunfos parciales, pero, con la excepción de Contador, no colocó un solo corredor en el top ten. Mikel Astarloza se quedó undécimo, a las puertas. El próximo clasificado, Carlos Sastre, ganador del año pasado, se sumió en la crisis y quedó en un alejado decimoséptimo puesto a 26.21 del ganador.

También fue noticia la ausencia de casos de dopaje. La organización no dio a conocer un solo positivo en las tres semanas de carrera. ¿Cambio de actitud de los corredores?, ¿Efectividad en los controles?. El Tour fue muy convulso con escándalos en los tres últimos años. La tranquilidad en esta materia marcó la edición 2009. La anécdota final se produjo en el podio, en el momento de escuchar el himno español en honor del vencedor. El encargado de la megafonía cometió un tremendo error y puso el himno de otro país. La reclamación de Contador surtió efecto. A la segunda fue la vencida. Un broche normal para el campeón.

Contador llegó como el vencedor

Alberto Contador entró en París como vencedor del Tour de Francia por segunda vez en su carrera deportiva, por lo que colocó su nombre al lado de otros bicampeones como Bartali, Coppi, Thevenet o Fignon, después de firmar con éxito una prueba de más de 3.000 kilómetros trufada de obstáculos, de los que salió airoso con sus demostraciones en la carretera.

Contador, nacido en el Hospital 12 de octubre de Madrid el 6 de diciembre de 1982, se subió al podio de París escoltado por el luxemburgués Andy Schleck, su rival del futuro, y por el estadounidense Lance Armstrong, su compañero y rival de los siete Tours de Francia.

La rivalidad con el texano en la casa común del Astana marcó el día a día de Contador desde la Vuelta a España 2008, justo cuando Armstrong anunció un 9 de septiembre su regreso a la competición y al Tour de Francia con "intención de ganarlo".

Ese día empezó otro Tour para el ciclista de Pinto, tercero de cuatro hermanos de una familia que se instaló en dicha localidad madrileña en 1978, procedente de Barcarrota (Badajoz). El debate quedó abierto y la pregunta se multiplicó por mil en cualquier comparecencia pública. ¿Quién será el jefe de filas en el Astana?.

La pregunta nunca tuvo respuesta hasta bien entrado el Tour que acaba de ganar. Hasta la decimoquinta etapa con final en Verbier, Contador no se cosió los galones en su camiseta con plenos poderes.

El madrileño, acostumbrado a dificultades de todo tipo desde su debut profesional en 2003: cavernoma cerebral que a punto estuvo de quitarle la vida, presunta implicación en la Operación puerto con exclusión de sus equipos del Tour 2006 y 2008,.. admitió "dificultades desde el principio" en este Tour que comenzó en Mónaco el 1 de julio.

Contador ganó la partida a la enfermedad cerebral tras someterse e una delicada intervención quirúrgica en el hospital Ramón y Cajal de Madrid. En el postoperatorio ganó deseos de vivir leyendo el libro "Mi vuelta a la vida", de un tal Lance Armstrong. Y ganas de correr en bicicleta, pues un año después, en el Tour Down Under de Australia ganó la etapa reina. Fue la mejor victoria se su vida, "por delante de cualquiera del Tour".

Cuatro años después, paradójicamente, inició una guerra con el autor de aquel libre, la indiscutible estrella mediática. Batalla que representó un peso para el ciclista español hasta que la carretera puso a cada uno en su sitio. Hasta entonces el ejercicio psicológico se convirtió en un examen diario. "Lo que tiene que hacer es estar tranquilo, porque piernas le sobran, y lo demostrará", dijo el mítico Bahamontes el día que el "Águila de Toledo" recibió el homenaje por el cincuentenario de su victoria en 1959.

Desde la dirección del equipo el mensaje era de ambigüedad. "Contador es el mejor, pero el líder saldrá de lo que pase en la carretera", señalaba Johan Bruyneel. Una duda inoculada en la cabeza de Contador, único corredor que ha ganado las tres grandes junto a los míticos Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Felice Gimondi.

Fue el asfalto, efectivamente, quien empezó a despejar interrogantes. Contador fue segundo en la contrarreloj inaugural, solo por detrás de Cancellara. Primer e insuficiente avisó, ya que en la tercera jornada, el viento le pilló al madrileño desprevenido y un abanico le hizo perder 40 segundos respecto a Armstrong, que anduvo más avispado. "No hace falta ser un genio para saber que eso podía pasar", dijo ese día el compañero americano, que sacó el arma de "respetar la experiencia".

Golpe exiguo en tiempo, pero duro en lo moral. El debate no paraba y a falta de espectáculo en las tediosas etapas de la segunda semana, la polémica por el liderazgo en el Astana centró la atención de la carrera. Un impacto que no quito Contador hasta su primer aviso de autoridad. También corto, pero significativo. Un ataque de 2 kilómetros en Arcalís recordó a sus rivales sus dotes de escalador. Un movimiento que "no estaba en los planes, aunque me lo esperaba", aseguró Armstrong. Más madera.

Por si fuera poco, Contador animó el cotarro el primer día de descanso: "Si fuera el líder no habría polémica por mi ataque". Así que no se sentía líder. Seguía la guerra psicológica don el director del equipo de testigo de excepción.

Con la carrera en los Alpes, llegó el momento clave en Verbier, primer final en alto y primera final para Contador. Ahí soltó toda la dinamita que llevaba dentro. Un ascenso en solitario de 6 kilómetros le puso el jersey amarillo, para no soltarlo más. En el podio mostró el rostro de la rabia, de la reivindicación, la de un corredor de mentalidad ganadora desde sus primeros pasos en juveniles, cuando decidió por la influencia de su hermano Fran, cambiar el fútbol y el atletismo por el ciclismo.

"Contador es el más fuerte y le ayudaré al cien por ciento", admitió Armstrong. "Si ha dicho eso yo le creo", agradeció Contador. Pero los detalles no acabaron, con el Astana luchando por el podio a dos bandas: el americano y el alemán Kloden.

En el ascenso de La Colombiére la carrera puso al frente a los hermanos Schleck, que rompieron la carrera ese día, Contador y Kloden. Alberto aceleró y dejó al aire las flaquezas de Kloden, que se descolgó. Fallo táctico, imprudencia de Contador, que escuchó otra frase de Armstrong: "Prefiero no comentar lo que ha hecho, me morderé la lengua", dijo.

Con la carrera ganada tras la exhibición en la contrarreloj de Annecy, salieron a flote unas declaraciones del triple vencedor del Tour Greg Lemond, en las que invitaba a Contador a demostrar su inocencia en materia de dopaje.

Las preguntas en la sala de prensa no se hicieron esperar. ¿Que tiene que decir?. Y Contador no contestó. Nació la duda ante la forma de despejar la cuestión. Fue el último obstáculo antes del Mont Ventoux, donde por fin, levantó los brazos como virtual vencedor del Tour.

Quedaba arreglar el desplante de esquivar las preguntas sobre el comentario de Lemond. Aprendió la lección, fue asesorado. " He pasado muchos controles y estoy disponible para pasar los que hagan falta, eso es algo bueno para el ciclismo". Saltó el obstáculo, el último de una carrera mental de más de un año y de 3000 kilómetros en la carretera. Si hubiese llegado a atleta, posiblemente hubiese destacado en los 3.000 obstáculos, como Martín Berlanas, como Penti, como José Luis Blanco...

Una victoria para dedicar a su hermano Raúl, con parálisis cerebral, al que adora; a sus padres, Francisca y Francisco, que siguieron varias etapas in situ, y a su novia, Macarena, con quien compartió lágrimas en el Mont Ventoux, cima desde la que ya divisó París, el lugar donde ya se han cumplido su gran sueño como ciclista en dos ocasiones.

En el podio también encontró dificultades el campeón español. El encargado de la megafonía se confundió e hizo sonar el himno de otro país. La reclamación de Contador, que no entendía nada, surtió efecto. Sonó a la segunda. El penúltimo obstáculo.

Alberto Contador aseguró que el peor momento en el Tour de Francia que ganó este año lo pasó "en el hotel", en una clara referencia a las tensas relaciones en el seno del equipo Astana.

El ciclista aseguró que no tuvo miedo de perder la carrera pero sí prudencia. "Hasta que no pasas la última línea no lo has ganado, porque hay muchos peligros", afirmó el de Pinto.

Contador confirmó que el año que viene volverá al Tour de Francia con un equipo formado en torno a él. "Volveré a estar aquí con un equipo que única y exclusivamente piense en mí", dijo.

En su declaración ante el público que se concentró en los Campos Elíseos para aplaudir al podium, Contador dio las gracias "por el ánimo prestado a todos los que han terminado la carrera".

"Estoy contentísimo por haber ganado este segundo Tour que ha sido especialmente difícil para mi, pero por eso también lo saboreo más y es más especial", aseguró.

 

 

 

 

 

 

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