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Marcelo, a los 29 años de tu muerte

El viernes 17 de julio de 2009 se cumplieron 29 años del asesinato del líder socialista y político boliviano Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyos restos mortales aún no han sido hallados. El pasado 9 de julio llegó a Bolivia, procedente de Estados Unidos, el ex ministro de Luis García Meza, Luis Arce Gómez, pieza fundamental en las investigaciones sobre el asesinato de Quiroga Santa Cruz, recordando que su muerte se dio durante el golpe de Estado que catapultó a García Meza a la Presidencia, en un Gobierno caracterizado por innumerables violaciones a la Constitución y a los derechos humanos.

La pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez en nuestra vida es: ¿Acaso una sola persona puede cambiar la historia? La respuesta nos la dio el propio Marcelo con su vida: sí, y su muerte no acalló su pensamiento sino que lo llevó a la inmortalidad. Marcelo nos demostró que se puede luchar dignamente contra todo un sistema de poder. Así lo hizo instaurando sendos juicios de responsabilidad contra los presidentes René Barrientos y Hugo Banzer.

Marcelo fue claro al decir que no importa el origen económico o social de las personas, sino el servir y ayudar a quienes más lo necesitan. Puesto que pese a nacer en una familia burguesa, ayudó a los más pobres y dejó las intenciones para estos hechos. Él dio las pautas de que frente a un sistema político donde los valores y principios tanto éticos como morales están en segundo plano, se puede tener fe en la bondad de las personas.

Demostró que si bien el juego de la política boliviana no es para nada limpio, se puede estar en ella sin quebrantar la propia dignidad. Mejor ejemplo es que en 1979 y 1980 fue cuarto en las elecciones y de no haber muerto habría sido Presidente de Bolivia, según las propias palabras de Hernán Siles Zuazo, su rival político en tales comicios. Marcelo dio muestras de que a la hora de luchar por la patria, los colores políticos no importan; su paso por el Congreso así lo demostró.

Las ideas plasmadas y difundidas sirven mucho; en El saqueo de Bolivia nos demostró que se puede cambiar la mentalidad de todo un país y, en realidad, si cambiamos la vida de una sola persona, habremos cumplido. En tal obra, Marcelo fue capaz de criticar duramente pero también de proponer eficazmente. Dio señales claras de que se puede defender la soberanía de Bolivia sin temor, y fue el ideólogo de la nacionalización de los hidrocarburos, donde se dio un duro golpe a los intereses foráneos que se tenían no sólo en Bolivia, sino en Sudamérica.

Finalmente, enseñó que se puede luchar en las calles sin dejar de proponer. Las críticas no bastan para formar conciencia, sino la propuesta, y esto es algo que los políticos de hoy día no quieren hacerlo, y la ciudadanía está cansada de tanta protesta sin propuesta.

A los 29 años de su muerte, nuestro mejor homenaje para él es recordarlo y seguir adelante sabiendo que el mundo podrá ser cruel, pero con dignidad y honestidad edificaremos un futuro mejor para nuestros hijos, a quienes les rendiremos cuentas de nuestros actos.

El ser bolivianos es un orgullo; pero en vez de vanagloriarnos de eso, trabajemos para demostrarlo y callar a quienes afirman lo contrario.

* Abogado y docente universitario

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